Casos como los de la “Casita blanca” y la evidente corrupción de los gobernadores del “nuevo PRI” y del PAN, solapados por la Auditoría Superior de la Federación, la Secretaría de la Función Pública y la Secretaría de Hacienda; el caso Ayotzinapa; la inseguridad y otros, han alimentado y acelerado el sentimiento nacional antisistema.
Además, de la cascada de hechos de corrupción que aparecen un día sí y otro también en los medios de comunicación han creado una atmósfera de rechazo generalizado hacia todo lo que huela a gobierno y partidos políticos.
Y, el que hoy un medio nacional señale que en 3 estados del país transaron con obras del Poder Judicial es parte de los nutrientes para que siga creciendo el antisistema en México.
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