En un comunicado, Jiménez Espriú explicó que el inmueble en Estados Unidos fue adquirido por su esposa en 1992, para luego ser donado a una “sociedad estadounidense” en la que fungió como administrador.
Posterior a ello, las acciones de esa sociedad, a nombre del titular de la dependencia federal, pasaron a la titularidad de Javier Jiménez Gutiérrez, su hijo.
¡Ah mira! Bien conveniente todo. Como dicen los clásicos, a los políticos por lo regular se les acusa de corruptos, no de ‘endejos.
Aunque a estos políticos de la 4a sólo se les acusa de olvidadizos y distraídos. Como que el Alzheimer ya les está pegando feo. En fin, que todo aclarado y hasta el nuevo “olvido”. |