Podrá no gustarle a Fernando Yunes Márquez, alcalde del Puerto de Veracruz, que el Gobierno del Estado no financie el Carnaval de Veracruz; podrá no gustarle a Flippy Morales de Franco, presidente de la Organización ‘Por un Veracruz sin discriminación’, que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez decidiera suspender el apoyo financiero a las fiestas carlestolendas del Puerto de Veracruz; podrá no gustarle a los presidentes de las Cámaras de Comercio, Hoteles y Restaurantes que la falta de apoyo al carnaval sea un inicio de olvido y rezago para la región; sin embargo, el Gobernador tiene razón. En primer lugar, el gobernador comentó que en renuncia con los propios hoteleros estos le afirmaron que el Carnaval no representa gran derrama económica para la zona. En segundo, la promoción del turismo se hace por otras vías, con programas anuales ya incluidos en el Presupuesto, y es correcto invertir en promoción publicitaria y seguridad. En tercero, la derrama económica -como afirman políticos y empresarios que hay- es solo para los mismos empresarios y no hay retorno de la inversión, ya que todo en el carnaval se cobra y nada se regala, pero todo es para los empresarios. Cuarto, al gobierno dicho Carnaval solo le representa gastos. Por lo tanto, en épocas de austeridad y con casi 5 millones de veracruzanos mal viviendo en pobreza extrema, resulta ocioso invertirle a negocios que en primer lugar no derraman recursos a la economía y en segundo, es un negocio neto de particulares. ¿Quieren que el Carnaval de Veracruz no muera, que sea negocio? Pues que le metan dinero privado como a cualquier inversión y verán que lo convierten en algo rentable. |