Allí no hubo sombrerazos, ni jalones de oreja, ni piquetes de ojo, lo que hubo fue un terso relevo del expresidente Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Nadie salió a impugnar, ni a reclamar, lo que se vio fue a un perfecto grupo de desconocidos políticos que están a punto de comenzar a administrar la abundancia.
El mito genial de MORENA es que “no tiene estructura”, pero eso al parecer poco a poco se irá quitando del imaginario colectivo pues si algo ha demostrado ese partido es que sabe operar en las elecciones.
El PRI, en contraposición, ayer mismo realizó su Consejo Político Estatal encabezado por Lillian Zepahua, presidenta del CDE del PRI, en el que por primera vez se decidió por una Consulta a la Militancia para elegir a su nuevo Presidente.
En dicho Consejo, por cierto, se vieron caras muy conocidas, políticos rancios y de viejo cuño que algún día vivieron sus mejores épocas. El Consejo ya no fue la fiesta política por excelencia en Veracruz, en donde propios y extraños observaban atentos a las batucadas que arrancaban a gritos los mejores pronósticos del destino estatal. Ahora fue más bien una reunión gris, con menos invitados de los normales y con un dejo de nostalgia.
Dos caras de la moneda, dos realidades diferentes. MORENA opera mejor en la “Pobreza Franciscana” que el PRI en la “Opulencia demagoga”. |