La pregunta de los 64 mil pesos es cómo es posible que en los súper Chedraui y Walmart de Xalapa, modernas tiendas que cuentan con ‘estrictos’ circuitos cerrados de vigilancia y un sin número de ‘agentes’ pueden evitar robos de un lápiz, una fruta o un calzón, pero no son capaces de defender a los consumidores.
Cuando alguien roba un calzón, ni bien llegan a las cajas registradoras los atrapan, los ‘encueran’ en sus mazmorras privadas y les hacen pagar el doble del costo de lo robado. En ocasiones, si la persona no cuenta con recursos económicos para pagar, de inmediato los consignan a las autoridades e inclusive pagan para que se publiquen los rostros de esas personas.
Sin embargo, ¿cómo es posible que cientos de personas sean víctimas de robo en sus pasillos sin que los de seguridad se den cuenta?
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