Inmensas áreas boscosas son tierra de nadie y están bajo el control de la delincuencia organizada. No se habla solo de pequeños talamontes, delincuentes de poca monta, que se dedican a tirar un par de arbolitos para tener madera; se habla de áreas inaccesibles, sin comunicación, en las cuales la delincuencia organizada ha sentado sus reales.
La SEDEMA hasta hace poco contaba con menos de 10 cuatrimotos con las que tenía que recorrer kilómetros y kilómetros de manglares. Son supervisiones que se realizan en binas, por lo que piénselo bien, dos personas arriba de una cuatrimoto, cargados con papel, lápiz y una cámara, ¿Qué pueden hacer ante un grupo delincuencial que les impide el paso a punta de arma de fuego?
Hay veces que las declaraciones de nuestros funcionarios suenan muy bonitas, pero en realidad son inalcanzables.
El gobernador Cuitláhuac García Jiménez bien pudo hacer dicho este día en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente que incrementarán la vigilancia y disminuirán la tala ilegal… pero de allí a afirmar que vamos a “acabar con la tala ilegal”, es demasiado temerario.
Ojalá en verdad puedan acabar con la tala, pero hoy, con las condiciones geográficas y de capacidad de respuesta gubernamental que existe, es sencillamente un sueño imposible. |