Hay dichos populares se le aplican sin temor a equivocación al actual gobierno de Veracruz: ‘El que calla, otorga’.
Ante un alud de especulaciones sobre los problemas del Estado han preferido callar. No declaran, no hay posiciones oficiales, no dan señales de vida hasta que les revientan los cohetes en las manos.
¿Por qué callar? ¿Por qué prefieren responder de manera tan mísera como lo hizo hace unos días el titular de Salud, Roberto Ramos Alor? ¿Por qué bajar de los portales oficiales la información de los procesos de adquisiciones, precisamente en aquellos que han sido cuestionados? ¿Por qué resguardar información pública catalogándola como “reservada” cuando lo más fácil sería explicar? ¿Por qué ocultar las verdaderas causas del despido del Subsecretario de Egresos en Sefiplan, Pabel Pazos Rincón, y dejar que en la población crezca la certeza de que lo corrieron por los traspiés en la licitación del DIF? Si fue así, ¿no hubiera sido mejor exhibirlo como pieza de caza de la 4T para demostrar que ahora sí se actúa con energía y verticalidad contra aquellos funcionarios que abusan de sus cargos dentro del marco de cero tolerancia contra la corrupción?
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