El otro caso digno de análisis es el presentado este día en el Puerto de Veracruz donde en un desencuentro entre dos personas en un centro comercial, terminó en que uno le enterrara un cuchillo en la cabeza al otro y que éste perdiera el ojo.
De milagro no perdió la vida. El que perdió el ojo, según narraciones, de forma altanera bloqueó la salida del mayor agresor. Ambos se agredieron, es un hecho, pero la falta de correspondencia entre la ofensa y la respuesta es lo que inquieta.
¿En qué nivel de degradación estamos como sociedad que por quítame esta paja hay gente dispuesta a matar, a golpear, a hacer daño físico y psicológico?
Eso no es culpa de la 4T, ni de los años de neoliberalismo, pero sin lugar a dudas es una situación delicada en la que vivimos. ¿Qué hacer cómo sociedad para llevar una sana convivencia? |