Y mientras la atención se centra en dos problemas que flagelan al país (COVID-19 y la crisis económica), los otros jinetes del Apocalipsis no dejan de cabalgar sobre este atribulado país llamado México.
Y es que las columnas de opinión y artículos parecen estar plagadas de opiniones de sabios que todo lo pueden componer, que primero eran expertos en la pandemia, ahora en cómo arreglar la economía y desde luego en evidenciar que todo es culpa del gobierno, que proponen cerrar los pozos petroleros porque no es rentable vender petróleo y hay que girar hacia otros negocios (que hay que parar la refinería de Dos Bocas y destinar el dinero para otras urgencias); puros sabios de la salud y de la economía.
Sin embargo, pese a que muchos ilusos llegamos a pensar que al estar la población guardada en casa bajarían los índices delictivos, la realidad de la inseguridad se nos vino encima. México tuvo 3,078 asesinatos en marzo. El más reciente reporte oficial da cuenta de un mes violento, con 3,000 homicidios dolosos y 78 feminicidios. En el primer trimestre del año, el país sumó 8,829 asesinatos y se rompió la racha descendente pues desde noviembre 2019 la cifra de homicidios y feminicidios venía registrando una baja consecutiva.
|
Apenas el pasado 5 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador resaltó que se habían disminuido los homicidios en los primeros tres meses de este año. “Aunque poco, no como quisiéramos, hemos avanzado en la disminución de la incidencia delictiva”, dijo en su Informe por los primeros 100 días de gobierno de este año.
La delincuencia y la inseguridad viene a contrapelo de la lógica, y se suma a la agenda mediática mexicana, que parecen no poder descansar. |