Comercios, bancos, oficinas públicas, restaurantes y un templo católico fueron objeto de pintas, rotura de vidrios y vandalismo en general. Los ataques verbales a las autoridades fueron esparcidos a gritos por todo el Centro de la Ciudad y la Avenida Ávila Camacho ya que los manifestantes partieron del Teatro del Estado y concluyeron su manifestación en la Plaza Lerdo frente al Palacio de Gobierno.
El supuesto móvil de la violenta manifestación fue por la muerte del joven Carlos Andrés Landa, quien murió el pasado 2 de mayo en las instalaciones del Cuartel San José.
Los manifestantes acusaron a las autoridades veracruzanas de ser de indiferentes ante la muerte del joven argumentando que no hay avances en las investigaciones por encontrarse el gobierno en medio de la pandemia.
Desafortunadamente a la manifestación pacífica que se realizaba se les unió un grupo de jóvenes violentos que enturbiaron el móvil de marcha y a partir de allí todo derivó en violencia.
El problema es que este tipo de acciones violentas se han repetido en varias partes del país, precisamente por abusos en las policías locales de las que por desgracia varias personas han perdido la vida.
Aquí en Xalapa, como se ha visto en otras ciudades, la autoridad brilló por su ausencia, los dejaron hacer lo que quisieron con total impunidad. No hay ley, no hay autoridad que valga, no hay en síntesis, gobierno.
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