Tradicionalmente ha sido una bonita pasarela para que los gobernadores presuman su cercanía con el Presidente en turno... pero de allí a que en esas reuniones se resuelva algo trascendente, ¡No!
Lo que sí es un hecho es que legalmente no hay repercusiones, pero políticamente es un claro acto de distanciamiento y de pintar la raya entre el Gobierno Federal y los diez gobernadores que hoy le dicen No al Presidente. Porque si algo queda claro, es que los gobernadores disidentes no se van porque no les guste el club social, sino porque no quieren ver más al Presidente.
Así, ese rompimiento implícito es el que debería apurar al gobierno federal y no una articulación plena u operación de la Confederación.
Sin embargo, ese rompimiento es lo que minimizó hoy López Obrador al hablar del tema durante su conferencia mañanera, quien escurrió el bulto y se fue por la fácil.
AMLO aseguró "no veo yo nada extraño, creo que es una asociación de los gobernadores y no es obligatorio y los que se salen es porque están ejerciendo su derecho".
Eso sí, minimizó la acusación de estar polarizando al país y poner en riesgo la democracia y, como ya es su costumbre, aprovechó para irse contra los medios de información, pues a su decir ellos son los que atizan estas acusaciones.
A los gobernadores les dice que "se garantiza en México el derecho a disentir... hay diferencias, nosotros llegamos aquí porque se está avanzando en llevar a la práctica una transformación de la vida pública".
La CONAGO seguirá viva, pues los que se quedaron son afines o tienen interés de no romper... y seguirá sirviendo exactamente para lo mismo "para nada y para muy poco". Y mientras, a AMLO al parecer le tiene sin cuidado lo que hagan los disidentes, total, con que se queden sus cuates basta y sobra. Al parecer, para él, entre menos burros más olotes, ¿O no?
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