En lo que no hay consenso es en las medidas que tomarán al respecto, pues algunos aseguran que abrirán sus puertas “Sí o sí”, el próximo lunes 11 de enero, y otros aseguran que serán respetuosos de lo que marquen las autoridades sanitarias.
Los restauranteros están pidiendo apoyos por parte del Gobierno, pues aseguran que les resulta ya imposible seguir manteniendo sus operaciones y el pago de impuestos como los del Seguro Social, sin embargo, en el gobierno ni los ven ni los oyen.
Y mientras a los comercios establecidos les aprietan las tuercas, el comercio informal y el ambulante está haciendo su agosto.
Este tipo de presiones sociales son las que las autoridades capitalinas sopesan y por eso fue tan difícil tomar la decisión de volver al semáforo rojo; pero se les advirtió y se tomaron a broma que trajeran a la Ciudad en diversos grados de Semáforo Naranja. Las consecuencias están a la vista con decenas de hospitales sin disponibilidad y decenas de muertos en la zona cada día.
Es la difícil decisión de mantener el equilibrio entre la salud y la economía, aunque hoy, la economía esté perdiendo. |