Cada quien es libre de tomar las decisiones que más le convenga, sin embargo es muchísimo más recomendable hacerlo con datos y fundamentos que hacerlo a la lírica y por puros sentimientos. Después de más de un año de que iniciara la pandemia del COVID-19 en México, es curioso cómo siguen proliferando las fake news al respecto, pero sobre todo, cómo es que personas que se suponen enteradas, siguen cayendo en ellas.
Así que ponga mucha atención y decida. Usted sabe si le hace caso a AMLO que, cómo es obvio, debe decir lo que le conviene al gobierno y tratar de no levantar incertidumbre y pánico entre la población. AMLO afirmó en La Mañanera de hoy que ‘afortunadamente la variante delta no está provocando muertes en niños y adolescentes’.
Aunque por otro lado el epidemiológico de la facultad de medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rodrigo Ibarra, alertó que ‘México es uno de los 14 países del continente americano donde se han detectado casos de la variante delta de la COVID-19, la cual está afectando principalmente a niños y jóvenes del país, por ser del sector de la población que no ha recibido la vacuna anticovid’.
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Las dos afirmaciones parecen contrapuestas, si se miran a la ligera, pero no lo son:
La afirmación de AMLO es en tiempo presente. La variante Delta “no está provocando muertes en niños y adolescentes”, mientras que la del epidemiológico Rodrigo Ibarra es una alerta debido a que México es uno de los 14 países del Continente americano donde se han detectado casos de la variante Delta y que ya está afectando principalmente a niños y jóvenes del país. Ergo, no se contradicen.
Es decir, se trata de una información igual en el fondo pero la diferencia está en la forma de decirlo. Lo prudente sería tomar todas las precauciones que se deban, pues de la afectación y el contagio de Covid-19 en su variante Delta, en niños y jóvenes, si bien no ha provocado muertes aún, nada indica que pueda pasar. Así que es mejor estar alerta como afirma el epidemiólogo y por su parte AMLO, como máxima autoridad, debería escucharlo y tomar decisiones para que se vacune también a este sector –hasta dónde científicamente esté permitida su aplicación- sobre todo por la enorme cantidad de vacunas en existencia y que muchos de los sectores prioritarios han mostrado reticencia de vacunarse.
Cuando la vida de niños y jóvenes está en juego, no hay debate admisible. Hay que actuar en consecuencia.
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