Pero muchas de las promesas que hizo a sus aliados no las cumplió, por eso ahora que está por renovarse el comité estatal estos han hecho amarres con otros grupos, entre ellos el de los Yunes azules, para impulsar como candidato a la presidencia del comité estatal del PAN, a Tito Delfín.
Esto no le gustó a El Chapo Guzmán de Veracruz, y enfurecido despidió a los empleados de las oficinas que ocupan sus hoy exaliados; fueron una docena de empleados, de esos que tienen que trabajar para ganar el sustento, que no tienen carrera política, ni vela en el entierro.
Los despidió sin liquidación alguna y con cajas destempladas; fueron secretarias y auxiliares, sobre todo.
O sea que la emprendió contra los más débiles, sólo para dejar sin personal a sus ahora contrincantes políticos.
A Joaquín Guzmán Avilés le salió lo represivo y autoritario que puede ser.
Así ¿como se va a construir buena imagen de dirigente político estatal?
Se está mostrando como lo que es: un cacique pueblerino acostumbrado a imponer, lo cual está muy lejos de ser un demócrata que pueda dirigir un partido político estatal. |