Por más que haya panistas sensatos y ecuánimes que buscan tener un proceso electoral interno por la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN en paz, hay otros como el hijo del Senador Julen Rementería, que obnubilado por el pleito familiar con los ‘Yunes del Estero’ lo contaminan y le echan más leña al fuego.
El diputado Bingen Rementería Molina aún está muy joven y tiene un sello de junior que no puede ocultar.
Al parecer la humildad y la modestia no le fueron inculcadas ni son su fuerte. Altivo y prepotente, no capta que está en el Congreso por negociaciones políticas al interior de su partido y por cuotas que ha cobrado su padre Julen, cada vez que los ‘Yunes del Estero’ lo han dejado en el camino en algunas decisiones importantes.
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Sin embargo, en esta ocasión la postura política de Bingen Rementería no es equivocada… es radical, eso sí, pues él sí ve y sabe de los intereses que están en el fondo de la olla de la candente lucha por el control, no del Comité Directivo Estatal del PAN, sino del panismo entero en Veracruz.
Bingen bien sabe que en la contienda ni por asomo se juegan los intereses de Joaquín Guzmán Avilés o de Tito Delfín Cano, sino también los de su familia, pues quien se apropie del PAN estará el línea para postular candidato en el 2024, que pueden ser Fernando o Miguel Ángel Yunes Márquez por un lado, o Julen Rementería del Puerto por el otro. Así de importante es lo que está en juego.
Es decir, Bingen sí sabe que por más que algunos pacificadores lancen al aire sus buenos propósitos como lo ha hecho el líder de la bancada azul, Othón Hernández Candanedo, o el diputado Miguel Hernández, la cosa no está como para andar con medias tintas. También sabe que por más que los demás panistas se ‘solidaricen’ con el hoy detenido Tito Delfín, lo hacen de los dientes para afuera, porque a muchos, en realidad, en el fondo lo que les interesa es quedarse con el PAN y si Tito sigue preso pues que responda por sus presuntas fechorías. Nada es como se ve o escucha, adentro del PAN existen remolinos de odios y rencores que ni la política misma con todo y su intrínseca hipocresía son capaces de difuminar.
Quizá una decisión salomónica es que el CEN del PAN y Marko Cortés impongan un delegado nacional que reparta los huesos entre las dos familias, para cuando menos llegar vivos como partido al 2024.
De otro modo, el aceite hervirá tanto en el PAN de Veracruz, que podría llegar muy quemado al 2024. |