Años después, imágenes similares se dan en el patio trasero de Estados Unidos. México se enfrenta a su mayor problema migrante de la historia.
¿Por qué la foto del niño Alan destrozó el corazón de los mexicanos y la trágica imagen de los 55 migrantes muertos en Chiapas apenas enarca las cejas del mexicano común? ¿Qué es necesario que suceda en México para que el mundo entero voltee a ver la tragedia migrante del país?
También son miles, cientos de miles de migrantes que abandonan su país de origen; también son personas que buscar reconstruir sus vidas en un mejor lugar; también son padres, madres e hijos que se separan para, tal vez, jamás volverse a ver.
La única diferencia podría ser que en la crisis migrante europea los desplazados se subían a los barcos, morían ahogados y quedaban desparramados en las playas; mientras que en México se suben a los tráilers, mueren aplastados y quedan desparramados en el polvo y la inmundicia de las carreteras mexicanas, o peor aún, son interceptados por la delincuencia organizada y terminan en tratas de blancas, asesinados, secuestrados, o cualquier otra atrocidad.
Los dos escenarios para México son: darles pase libre por el país y generar una crisis humanitaria en los municipios fronterizos; o endurecer las medidas en la frontera Sur y poner aún más en riesgo a miles de migrantes. Como sea, no se ve que haya soluciones fáciles para el gobierno de México y esta crisis migrante que comenzó a visibilizarse en octubre del 2018.
De la crisis migrante europea a la crisis migrante mexicana, tal vez solo haya un pequeño paso: el que los ojos del mundo volteen a ver a México. |