¿La real razón? Que no tuvieron el suficiente dinero en efectivo para dar una mordida.
“Se le detuvo porque tenemos un reporte de robo de un auto como este, sus papeles por favor”… y allí ha comenzado el martirio de muchos. O sin haber “torito” en Veracruz, los conductores alcoholizados terminan sus fines de semana en San José. Luego, aparte del negocio inmediato, está el asociado con los corralones y las grúas, que generan que a veces el recuperar un vehículo sea más caro de lo que el mismo cuesta.
Ahora, cuando están anunciando que podría implementarse el pago electrónico de infracciones y que este iniciaría en Xalapa, la sociedad con justa razón está preocupada.
¿Cómo argumentarle o ganarle una discusión a un agente vial que trae una terminal bancaria en sus manos y está dispuesto a usarla? Una mala estacionada, un semáforo brincado, no traer los papeles en regla, serán pretextos perfectos para sancionar a los conductores con todo lo posible.
Allí es donde nacerá la oportunidad, pues -también hay que aceptarlo- los automovilistas prefieren participar en la corrupción antes que pagar todo lo que deberían… y el círculo vicioso continúa.
Es cierto que para que haya corrupción tiene que haber dos vías… pero también es cierto que tal vez como nunca antes, los agentes de tránsito y hasta los policías (que le entran a esas funciones cuando quieren) están machacando la imagen pública y el buen servicio que algunos agentes ofrecen.
El programa piloto de pago electrónico debe estar sustentando en la eficiente tecnología, pero sobre todo, en la probidad de Tránsito y de la Policía Estatal… y esa es una tarea pendiente de Hugo Gutiérrez Maldonado. |