Uno: se desmantelaron y rompieron los canales de compra y distribución de medicamentos, sin red de protección; es decir, sin alternativas viables de éxito.
Dos: se eliminaron de golpe y porrazo a los mandos superiores estatales. La falta de delegados federales, sobre todo en el ISSSTE, causó caos administrativo que intensificó la rapiña y un mercado negro de los pocos medicamentos que logran llegar a las clínicas y hospitales.
Es decir, salió peor el remedio que la enfermedad.
Un ejemplo de ello se da en la Unidad Familiar INMECAFÉ, en Xalapa, dirigida por una doctora elitista e inhumana que ha impuesto sus propias reglas personales en perjuicio de los derechohabientes.
En esa Unidad Familiar lo que predominan son letreros que lo niegan todo. Los derechohabientes deben sujetarse a los caprichos de la doctora encargada.
Cientos de derechohabientes elevan día a día sus protestas sin que alguien las atienda. Exigen el cambio de la doctora encargada. Exigen que haya medicamentos ‘de mantenimiento’ le llaman. Pero sobre todo el cambio de la prepotente encargada.
Hace unos días, pese a las quejas y súplicas de derechohabientes presentes, la doctora le negó la atención a una persona de la tercera edad por el simple hecho de haberse enfermado y solicitado la atención sin previamente tramitar su cita por internet.
El llamado es directamente a Pedro Zenteno Santaella, director general del ISSSTE, y al presidente Andrés Manuel López Obrador para que se corrija esta situación regresiva y alejada de los objetivos de transformación. |