El problema es cuando los apolillados bebedores del café quieren seguir leyendo la política Morenista actual con los estándares apolillados del priismo rancio del siglo pasado… es allí cuando todo se les descompone y ven tragedias en donde solo hay acomodos.
Lo que hoy se vive con los sombrerazos de Manuel Huerta y los albazos de Eric Cisneros Burgos, ciertamente, hubiera sido algo impensable en los viejos tiempos del PRI… cosa que por cierto, ni siquiera hoy en el PRI se sigue viviendo (ahí tiene usted la escisión del “Grupo Nuevo Veracruz” o los vaivenes de Anilú Ingram, como botón de muestra).
Y el posponer 11 días los resultados de las encuestas no abonó en nada a calmar esos vientos huracanados que silban por encima del territorio veracruzano.
Este mismo fin de semana tanto Manuel Huerta como Eric Cisneros hicieron sendos movimientos que hubieran puesto a temblar al menos estricto priista del siglo pasado.
Manuel Huerta publicó una carta en la que advierte una seria suspicacia por la decisión de posponer los resultados, pues asegura que eso da pie al fraude y a muchos alegatos más. Por su parte, Eric Cisneros aseguró este fin de semana que él ya tiene sus datos y que los suyos “son muy similares a los que va a presentar el Comité Nacional el próximo 10 de noviembre” en los que él “es quien va a encabezar en Veracruz los trabajos de la Defensa de la Cuarta Transformación”. Eso sí, se cuidó y se dijo respetuoso de las decisiones del Comité Nacional de Elecciones, por lo que no llamó a la ruptura ni nada extraño, solo aseguró que él ganaría, cosa por demás normal en cualquier aspirante que tenga serias intenciones de ganar.
Entonces, ¿Por qué tanto brinco estando el suelo tan parejo en Veracruz? Bueno, por esa inevitable añoranza de la vieja política del pasado, que hoy por hoy los sabios bebedores de café observan que muchos se niegan a olvidar.
Lecheros calientes para los que entienden que la transformación va en todos los sentidos, incluidos en la forma de hacer política… y canillazos duros para los que no olvidan el viejo libro de la política. |