Lo que hicieron en el Consejo de la Judicatura Federal al ver cómo sus privilegios desaparecerían al aprobarse la Reforma Judicial, fue, por decir lo menos, un agandalle y una burla.
Y es que, si son cientos de miles de mexicanos los que están atados a cumplir los 65 años para poder pensionarse, ¿Por qué, con qué pretexto, cuál fue la razón para que ellos, Norma Piña y los demás miembros del Consejo de la Judicatura, bajaran a su antojo la edad mínima para jubilarse y pensionarse? Así, a partir de ahora, con 55 años cumplidos y cuando menos 25 años de antigüedad y hayan sido ratificados en el cargo, podrán pensionarse.
Les abrieron la puerta trasera a los juzgadores y les redujeron 10 años de servicio de un plumazo… Solos se facilitaron su salida y le aplicaron al Estado la de los chamacos: “me voy, pero me llevo mi balón”.
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Así, los juzgadores que estarían siendo sustituidos derivado de la Reforma del Poder Judicial se quieren ir forrados y cuidados por el erario en las próximas décadas hasta que terminen su vida.
Esta modificación, por cierto, para los ministros y magistrados, no viola la Constitución, ¡Ah no! ¿Cómo lo va a violar si eso los beneficia?
Y es que lo que en realidad parece haberles molestado es que se les van a reducir los sueldos a aquellos funcionarios que ganan más de 1.9 millones de pesos al año… siendo ¡2,400 funcionarios en esta situación!
Es decir, mientras por un lado dicen defender la legalidad, por el otro se sirven con la cuchara grande y garantizan su retiro a más temprana edad que el resto de los mexicanos. |