Esta mañana en los cafés de la capital veracruzana los sabios bebedores del mejor aromático del mundo conversaron de las consecuencias del titubeo político que se dio ayer en la Cámara de Diputados, por el que salieron embarrados legisladores de MORENA, PRI y Verde Ecologista, con el tema de Cuauhtémoc Blanco. Sobre todo, a las que les fue peor en la opinión pública fue a las legisladoras de MORENA. La pregunta que se puso en la mesa esta mañana fue ¿Cuál fue la prisa para llevar al Pleno de la Cámara un dictamen elaborado en la Comisión Instructora de un caso del que ya se sabía el resultado político? Fue, se dijo, una falta de experiencia y colmillo político recibir sin sustento la solicitud de desafuero en contra del diputado federal Cuauhtémoc Blanco, por el presunto delito cometido siendo gobernador de Morelos. La película estaba cantada y bien clara: a MORENA y los partidos que apoyaran el no desafuero de Blanco les iba a ir como en feria. La Comisión Instructora bien pudo, antes de dictaminar, determinar que se regresara la solicitud de desafuero hasta que se integrara el expediente -mal armado- por la Fiscalía de Morelos, pero no lo hicieron y eso le costó políticamente a los partidos políticos que votaron a favor del dictamen y de paso le abollaron la corona a la Presidenta Sheinbaum, golpe que debió doler mucho en medio de protestas de los maestros que hicieron abortar la reforma al ISSSTE, el doloroso caso de Jalisco y las exigencias de Trump que para librarlas, el gobierno de Sheinbaum se vio obligado a sacar los ratones de sus madrigueras. Y lo peor, es que tanto el caso de Cuauhtémoc como los demás, siguen vivos y creciendo en medio de la incertidumbre de los aranceles y las derrapadas declarativas del Fiscal y el titular de Seguridad… y por si fuera poco hay que sumarle el caso de la corrupción en PEMEX. Canillazos duros para aquellos que piensan que gobernar un país bronco como México es fácil. |