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Héctor Yunes, como muchachito pendenciero en el Congreso

Héctor Yunes, pues es un arrebato de machismo puro, soltó su espada en prenda y le cantó el tiro a golpes a quien quisiera echarse un trompo

Héctor Yunes, como muchachito pendenciero en el Congreso /
Redacción
2025-11-20  
13:08

Los sabios bebedores de café de la Capital Veracruzana no se ponían de acuerdo en quién se vio peor, si el Secretario de Finanzas, Miguel Santiago Reyes, al responder de forma mordaz a la diputada Indira Rosales San Román, o el diputado Héctor Yunes Landa por perder los estribos y mostrarse tal cual es y que, al parecer, le cuesta mucho trabajo ocultar, un político irascible instalado en el machismo del siglo pasado. 


Entre cafés lecheros y banderillas dulces, los sabios bebedores comentaron que Indira Rosales se vio muy bien, porque respondió con aplomo, sagacidad y calidad parlamentaria, a los comentarios De Santiago Reyes. Demostró que sabe defender sus ideales y que su postura no iba a ser olímpicamente ignorada. 


No se le vio en ningún momento a Indira Rosales como una figura desvalida que necesitara la protección de un hombre convertido en un “macho” a la antigua. A nadie le pidió auxilio ni pasó una mayor factura de los comentarios sardónicos de Santiago Reyes. Le contestó firme y sin leer, ocupó sus cinco minutos para hablar como se espera escuchar hablar a los diputados. En síntesis, como dirían en el rancho, en ningún instante se notó que necesitara “tecomates pa’nadar”. 


Pero quien se vio mal, muy mal, fue Héctor Yunes, pues es un arrebato de machismo puro, soltó su espada en prenda y le cantó el tiro a golpes a quien quisiera echarse un trompo. Manoteó, despotricó, empujó, y luego sacó un video pidiendo disculpas a la concurrencia por si a alguien le ofendió su lenguaje. 


En la mesa del café lo que se cuestionó es que no le haya pedido disculpas en primer lugar a Indira, porque al hacer su pancho le quitó la palabra y el valor que tuvo la réplica de la diputada. Los reflectores, como siempre, se los ganó él y no de buena forma. No le pidió disculpas a la diputada a la que según él defendió, sin entender que ella no necesitaba ser defendida pues ella se puede defender solita y lo demostró. 


Esa vieja concepción de que las mujeres son débiles y necesitan ser defendidas a trompadas, no son propias de un representante popular, quienes deberían ser ejemplos de prudencia y altura, de diálogo y razón, de respeto y civilidad. Nada de eso mostró Héctor, quien después de encarar al Secretario, discutió y empujó a un asesor legislativo (identificado como asesor de Morena) que se encontraba en el lugar, acusándolo de estar espiándolo y tomándole fotografías para provocarlo. 


El suceso ha provocado un debate sobre la conducta de los legisladores. Sanciones no puede haber, pues el fuero Legislativo para eso sí sirve y para eso fue creado, para que no pueda haber represalias por expresar (aunque sea de mala manera) su pensamiento, cosa que no se le escatimó a Héctor en la mesa del café. Derecho a decir lo que piensa y siente, lo tiene y eso sí se le defiende. Pero como que seguir exhibiéndose como el muchachito pendenciero a su edad, como que ya no va.


En fin, que los lecheros calientes con banderillas dulces van para Indira Rosales quien dio una cátedra de parlamentarismo. Los canillazos duros van para Santiago Reyes, que en verdad contestó lo que quiso y no se puede ocultar la mordacidad en su interlocución… pero los canillazos aún más duros y secos, van para Héctor Yunes, que aparte de querer presionar a periodistas críticos, ahora también prefiere resolver las cosas a trompadas. 

 
 
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