En el Estadio Internacional de Ammám, capital de Jordania, la selección de México le ganó a Nueva Zelanda en su primer partido del Mundial Femenil de la categoría Sub 17. Para los aficionados del fútbol en este lugar del mundo, no hacen falta cervezas ni sonidos locales. Todo se desarrolla en un ambiente festivo, en el que los niños salen de sus escuelas primarias y forman pequeños grupos para hacer la ola. En ese contexto, tan poco común, el Tri femenil sacó fuerzas y mostró su mejor juego. No hubo presión ni nada que resultara jugarle en contra. A los 18 minutos, Daniela Espinoza hizo el primero con un remate de cabeza. El grito de gol sorprendió a enfermeras, policías y gendarmes, cuya principal tarea era resguardar de espaldas al campo la seguridad del estadio. Las largas y velo blanco, sobre la cabeza, caracterizaban sus pasos. A la media hora cayó el gol de Jaqueline Ovalle, el segundo para las mexicanas. Un servicio pasado que controló y definió por las piernas de la portera rival, levantando de sus asientos a los presentes en el estadio. El tercero y el cuarto lo hicieron Jimena López y Verónica Ávalos, la primera de cabeza y la segunda con un potente disparo. Para el quinto, Celiana Torres se mandó un golazo: disparó de zurda desde larga distancia y superó el lance de la portera neozelandesa. Triunfo de México en Ammán, una ciudad que vive a su forma la calidez del juego. No hay excesos ni reclamos y, por el contrario, sí mucho orden. Mientras los niños se divierten, no hay vendedores ni seguidores alcoholizados. Las creencias de uno son respetadas tanto por el otro, que grita de igual cuando se anota un gol. Con información de Excélsior.com http://www.excelsior.com.mx/adrenalina/2016/09/30/1119897
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