Miembros de las Iglesias cristianas, evangélicas y católica, que son mayoría en México, enfatizaron a Excélsior tener “fundamentos bíblicos” para cumplir con sus obligaciones fiscales pese al “calvario” que les provoca, como el emitir facturas electrónicas desde enero 2016.
“Jesucristo, nuestro Señor, dice: Dad al César lo que es del César, y dar a Dios lo que es de Dios”, señaló Arturo Farela, presidente de la Confraternice.
La revisión electrónica que realizará la autoridad fiscal puede tocar a las AR; el análisis de expertos en la materia, como Rafal Lores, director de la empresa de servicios fiscales FacReview, determina que una gran parte de los ministros de culto no están preparados para llevar las operaciones fiscales digitales.
Desde 2016, las AR, inscritas en el régimen de las personas morales con fines no lucrativos, están obligadas por ley a declarar sus ingresos y gastos al SAT a través de la Contabilidad Electrónica o de la aplicación “Mis Cuentas”, que provee la misma autoridad.
Los ingresos, como los provenientes de limosnas y de otro tipo de ofrendas, están exentos de impuestos cuando son utilizados para los fines de la misma asociación.
Sin embargo, cuando son empleados con fines distintos a los de la propia AR son gravados tanto con el Impuesto Sobre la Renta (ISR) como por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), según el caso, a la misma tasa que los de cualquiera otro contribuyente.
Datos de la Secretaría de Gobernación (Segob), actualizados al 15 de julio pasado, indican que en México hay registro de 8 mil 579 asociaciones religiosas y 76 mil 621 ministros de culto.
“TERRORISMO FISCAL”
La Confraternice, organización integrada por 800 AR del país y 10 mil ministros de culto, afirma estar cumpliendo con sus obligaciones fiscales pese a los bajos recursos y la falta de infraestructura en sus Iglesias, muchas ubicadas físicamente en lugares remotos y pobres: en sierras, montañas o selvas.
Pero hay un segundo obstáculo, acusó el pastor Arturo Farela, que la burocracia de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dé trato de empresas a las Iglesias y no de asociaciones sin fines de lucro, mientras funcionarios del SAT tratan de manera “despectiva, grosera y prepotente” a los ministros de culto.
“Esta postura excesiva de las autoridades hacendarias genera el terrorismo fiscal, cargas administrativas y financieras a las asociaciones religiosas, toda vez que para poder llevar a cabo el cumplimiento de las citadas obligaciones fiscales contratan servicios de terceros desembolsando cantidad de dinero que en la mayoría de las Iglesias no cuentan”, dijo en entrevista.
Ante tal panorama, la Confraternice celebra por todo el país talleres jurídicos y fiscales para ministros, en los que apoyan autoridades de la SCHP, Segob, SFP y el INM.
Arturo Farela reconoció que asociaciones en la Confraternice han recibido varias invitaciones para cumplir con sus obligaciones, “posteriormente requerimientos y sé que hubo una auditoría a una AR que por desconocimiento de la ley, no por mala fe, no por dolo, cometieron ilícitos y lamentablemente fueron sancionados con 8 millones de pesos”.
El tesorero de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro, reveló que “algunas diócesis del país han tenido que enfrentar multas precisamente por falta de algún detalle importante respecto a las facturas”.
“Recuerdo una diócesis del norte que le pasó, también a un monasterio. Hay la posibilidad en las diócesis de hacer sólo una asociación religiosa o que cada parroquia y congregación pueden hacer su propia AR. Eso tiene sus pros y contras.
“Los contras, por ejemplo, en el monasterio de clausura que vive vendiendo galletas, vendiendo ornamentos o casullas, y cuyas monjas no tienen mucho dinero concretamente, recibieron el dinero de la venta de hostias y casullas más de 350 mil pesos. Los pusieron en el banco y no hubo una información de dónde procedía y también no tenían factura de todo lo que gastaba y multaron a las pobres monjas, y no hubo modo de notificar y decir que las monjas están viejitas, que no saben nada de esa nueva ley. Se tuvo que pagar la multa”, dijo.
La Iglesia católica cuenta en cada decanato con un contador (ecónomo) que se dedica exclusivamente a llevar y asesorar a todo el clero. Celebran con ellos una reunión anual cada mes de julio, en Casa Lago de Guadalupe.
“Sinceramente ha costado someterse a toda una cuestión de facturas, que todo gasto debe ser facturado”, manifestó el también obispo de Cuernavaca.
SIN PREPARACIÓN
Las operaciones fiscales en medios digitales todavía parecen ser un tema nuevo para las Asociaciones Religiosas (AR), lo que refleja que una gran mayoría no están preparadas para cumplir tareas como la facturación electrónica.
Lores, director de la empresa de servicios fiscales FacReview, señaló además que sin la contratación de profesionales, como contadores, los ministros de culto difícilmente podrían cumplir con sus obligaciones tributarias, pero destacó que la misma tecnología también ofrece ventajas a su favor.
“Hemos hecho muchas evaluaciones y nos estamos topando que (las AR) no están listas para llevar toda esta operación, la administración digital para efecto de la parte impositiva y de cumplimiento. Hay que darles los medios digitales para que cumplan”, explicó.
Las AR tributan dentro de los no contribuyentes de la Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR) y aunque tienen las mismas obligaciones que una persona moral sus operaciones de ingresos propios son exceptuados de gravamen.
“Sin embargo, si no se cumplen con una serie de reglas que tienen que ver con la deducibilidad de los comprobantes que están adquiriendo del tercero que le está proveyendo, o si están sobrepasando los límites que específicamente marca la ley como posibles para no comprobar transacciones, todas esas acciones quedan gravadas para efecto del impuesto sobre la renta”, señaló Lores.
Las limosnas están exentas de gravamen, pero deben quedar registradas como parte de una factura electrónica señalando el monto recibido. Agregó que “hay ciertos límites que hay que tomar en cuenta porque también aplica la ley antilavado de dinero”.
El portal de Prevención de Lavado de Dinero de la SHCP señala que si una asociación o sociedad sin fines de lucro recibe donativos o limosnas por montos superiores a 117 mil 229.20 pesos deberá obtener una identificación oficial del donante y archivarlo.
Si el monto del donativo es superior a 234 mil 458.40 pesos deberá informar al SAT los datos personales de la persona, que lo realizó, mediante los formatos establecidos en el portal de la Secretaría de Hacienda. En caso de no cumplir con obligaciones estarán sujetos a diversas sanciones administrativas.
Rafael Lores explicó que entre las tecnologías que facilitan estas operaciones su empresa ofrece la herramienta FacReview, que es un servicio tecnológico que verifica cada factura tanto emitida a clientes como recibida de proveedores, detectando inmediatamente si cada comprobante cumple al 100% con las disposiciones fiscales vigentes.
Explicó que los errores en las facturas electrónicas son más comunes de lo que parece: el año pasado, en México se emitieron más de 13 mil 170 millones de facturas. De pruebas realizadas a 50 millones, 2.3% presentaron errores que ponen en riesgo la deducción en el Impuesto Sobre la Renta y el acreditamiento del Impuesto al Valor Agregado.
CRISIS FINANCIERA
Junto al endurecimiento de las medidas fiscales en el país también ha llegado la crisis financiera para las iglesias, cuando menos para la católica, señala el obispo Ramón Castro Castro, tesorero de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
“A veces se da la idea de que las iglesias tienen mucho dinero, yo debo decir esto: durante cinco meses hemos estado prácticamente en banca rota, así, tal cual. Desde el año pasado hemos tenido la situación y apenas este mes comienza a mejorar la situación pero ciertamente ha sido muy muy difícil”, dijo en entrevista con este diario.
Atribuye como causante “la situación económica del país”, pues indica que la Iglesia vive solamente de las colectas que se hacen en cada eucaristía.
“Yo percibo que hay situaciones difíciles; hay 17 diócesis en el país que reciben subsidio. Les ayudamos sobre todo con la Basílica de Guadalupe, que es algo que a veces no se menciona”, explicó.
Entre las diócesis que reciben subsidios de otras, señaló, están las de Tlapa, Guerrero, o en entidades como Oaxaca, Chiapas, e incluso zonas de la Diócesis de Cuernavaca, Morelos, donde muchas veces “las limosnas no alcanzan ni para los gastos del sacerdote”.
Tomado de Excélsior |