Un bebé prematuro extremo de tan sólo 26 semanas de gestación, logra sobrevivir después de permanecer 103 días en incubadora, gracias a los cuidados otorgados por un equipo multidisciplinario del Hospital General de Zona (HGZ) No. 24 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Veracruz Norte.
El pequeño Ángel Antonio debido a su condición, tuvo que enfrentarse a un síndrome de dificultad respiratoria, neumonía, neumotórax, retinopatía del prematuro, riesgos metabólicos y de sepsis neonatal, entre otras complicaciones durante poco más de tres meses en que permaneció en el área de neonatos del nosocomio.
Nació el 3 de octubre de 2017, tuvo un peso de 890 gramos y midió 34 centímetros; primero fue colocado en una cuna de calor radiante y por la dificultad respiratoria, se le conectó a ventilación mecánica asistida, explicó la coordinadora Clínica de Pediatría del HGZ No. 24 de Poza Rica, Veracruz, María Alejandra Pianta Franco.
|
Contra todos los pronósticos, Ángel Antonio pudo vencer las adversidades, gracias al soporte de vida recibido por medio de sistemas de reanimación, como lo es la intubación para que pudiera respirar y con la ayuda de alimentación parenteral pudo salir adelante, además, claro está, de la atención realizada por el extraordinario equipo de trabajo con el que se cuenta en el hospital.
El niño es hijo de padres venezolanos, quienes radican y trabajan en la ciudad de Poza Rica desde hace casi tres años, y dicen estar sumamente agradecidos con los médicos especialistas y enfermeras del Seguro Social.
Jésica es la mamá de Ángel Antonio, tiene 30 años, recuerda que todo comenzó el 17 de septiembre de año pasado, cuando sintió dolores abdominales fuertes y presentó sangrado vaginal abundante, por lo que llamó a su esposo para que la llevara al IMSS; al ser examinada, le dicen que estaba en trabajo de parto, pero aún sólo tenía 23 semanas de embarazo y las posibilidades de que se lograra el bebé eran nulas.
No obstante, los médicos le dijeron que harían todo cuanto pudieran para salvar al producto, y optaron por practicar un cerclaje cervical o punto de sutura cervical, el cual es usado cuando el cuello uterino está ligeramente abierto y existe el riesgo de un aborto no provocado.
“Cuando nació es donde empezó el camino más duro, porque no sabíamos que podía pasar por las condiciones del bebé, cuando lo vi, por primera vez fue un golpe muy fuerte, no era como me lo imaginé, sin embargo, los médicos me dieron mucha confianza y que harían todo lo que estuviera en su manos para mantenerlo vivo y estable”.
Por otra parte, Gustavo, quien es el padre de Ángel Antonio comenta: “Son un grupo de doctores muy buenos; las enfermeras se encariñaron con él bebe y el trato que le dieron Betty, Sandy y Brenda fue como si fuera de la familia… al bebé lo llaman el Chirinito, conocido así por el apellido de su mamá.
“El niño fue mejorando gracias a todo el esfuerzo de mis compañeros médicos, de las enfermeras y poco a poco fue ganando peso, de tal manera que el niño llegó a tener la facultad de poderlo egresar con un kilo 800 gramos, hoy, al cabo de seis meses pesa ocho kilogramos y vive feliz con sus padres, aunque debe seguir en observación e ir a consulta”, dijo el Pediatra del HGZ No. 24, José Heriberto Álvarez Rojas. |