Todo esto suena razonable ¿no? No necesariamente.
A unos días de que termine la Jornada de Sana Distancia e inicie el proceso de reapertura de la vida económica y social, este texto explica tres mitos de la estrategia implementada por el gobierno federal para dimensionar el avance de la pandemia desde el inicio de la fase 3: el monitoreo parcial de contagios aduciendo que no es ofrece información útil; el registro de una fracción de los fallecimientos por Covid-19 bajo el argumento de que así se garantizan cifras confiables, y la incertidumbre sobre si de verdad siempre ha habido camas disponibles en todo el país, tanto para pacientes Covid, como para el resto.
Mito 1: Estimar nuevos contagios durante la fase 3 no sirve de nada
Realizar pruebas PCR (detección del virus en las personas) bajo una lógica estratégica permite estimar el tamaño de la pandemia. Esto siempre será útil para calcular, entre otras cosas, la tasa de mortalidad efectiva del virus Sars-Cov-2 y así evaluar la efectividad de ciertos medicamentos durante los próximos meses o años. Pero también lo es para monitorear nuevos brotes -estrategia necesaria y útil una vez que se termine el Gran Confinamiento-, atender oportunamente a los enfermos y aislar sólo a quienes se hayan contagiado. Bajo una estrategia con estas características, SEGÚN LA DRA. LAURIE ANN XIMÉNEZ (UNAM), el aislamento ocurría únicamente en grupos pequeños, como familias o segmentos dentro de la empresa en la que trabaja el enfermo, en vez de aislar ciudades o regiones completas, ni tener que paralizar la economía nacional.
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(Por Sofía Ramírez Aguilar) |