Alejandra Palacios Prieto, Comisionada Federal de Competencia Económica, (COFECE), fatigada, apenada y sorprendida por el crudo reclamo popular se estrujaba nariz y boca.
José Antonio Meade, titular de Hacienda, agobiado, con la mano derecha exploraba la fiebre en su cabeza, desesperado por la impotencia de no saber cómo convencer a los representantes populares.
Pedro Joaquín Coldwell, titular de Energía con vergüenza constantemente se tapaba toda la cara que se le caía de vergüenza.
José Antonio González Anaya, titular de PEMEX, ¡Qué crueles! Parece decir: ¡No entienden nada! Y parece que se suelta a llorar…
Guillermo García Alcocer, de la Comisión Reguladora de Energía, parece decir a mí ni me vean, nadie me hace caso. El galimatías lo provocó Meade.
Quizá lo que pasaba es que a estos altos funcionarios de Peña, les llegaban noticias de que al mismo tiempo afuera, en 5 estados arreciaban las protestas populares con manifestaciones y bloqueos contra las medidas que ellos mismos estaban desesperadamente defendiendo.
En Nayarit, más de 5 mil trabajadores marchaban en silencio.
En varios estados la tortilla se vendía a 13 pesos el kilo y en otros hasta en 19 pesos, según datos de Economía. Y los industriales de la tortilla se quejan de que el precio es ya insostenible.
Ante un pueblo lleno de pobres, al gobierno de Peña se le ocurrió subir los precios de los energéticos, y como dice el investigador de la UV Rafael Arias, ahora el dilema de Los Pinos parece ser con qué apagar el fuego, si con gasolina Magna o con Premium…
La postura radical de la tecnocracia de Hacienda y Los Pinos es que en las universidades extranjeras no les enseñaron que el recular también puede ser una muy buena estrategia para agarrar impulso.
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