Mientras Cuitláhuac y Yunes Márquez se han enfrascado estos últimos días en la guerra de las encuestas y en la guerra de los cierres de campaña pretendidamente multitudinarios, tratando de poner el máximo de personas llevadas por su creencia política o forzadas bajo amenazas, el tercero en discordia, Pepe Yunes, ha seguido con una campaña seria, propositiva, incansable, cercana a la gente con la que ha dialogado.
Todo mundo lo descarta, lo considera perdido, pero sus actos de campaña han mantenido una constante de respaldo ciudadano, de la militancia que lo impulsa, de las dirigencias regionales y sectoriales, que no han tenido un solo quebranto o debilidad.
En lugar de un cierre de campaña espectacular, organizado más para los medios que para reforzar tanto los compromisos del candidato como de la gente que lo acompaña para escucharlo, Pepe Yunes ha preferido los cierres regionales, cercanos a las necesidades de los asistentes, con quienes ha establecido compromisos específicos, y no discursos huecos y generales. El primero lo hizo en el sur con presencia del candidato presidencial Pepe Meade y la participación del sector obrero, pero también de la población en general.
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Este miércoles concluye su andadura incansable con el cierre regional de Xalapa, a las cinco de la tarde, en el Velódromo. Allá de aquellos que lo descartan, que no le ven ningún tipo de fortaleza, que no lo consideran un serio contrincante.
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