Durante el ejercicio 2018 el Ayuntamiento de Xalapa recibió por concepto de aportaciones federales para obras y proyectos alrededor de 473 millones de pesos, los cuales, sumados a los 5.73 millones de pesos por ingresos propios, dio una cantidad disponible de 479.13 millones de pesos. De estos 479 millones, al 31 de diciembre del 2018, Hipólito solo logró devengar 225.28 millones, quedando un saldo al cierre del ejercicio de 253.85 millones.
¿Se imagina? Casi la mitad del presupuesto disponible para inversión y proyectos en la Capital del Estado de Veracruz, no había sido utilizada al 31 de diciembre. Lo anterior se explica fácilmente al observar el estado de la ciudad, las calles, los servicios de limpia y agua, las colonias, vaya, un simple recorrido por cualquier zona entrega una pasmosa vista de atraso y abandono. Aceptar que el subejercicio fue de 15 millones de pesos no sólo es vergonzoso, es criminal. La falta de oficio administrativo, la parálisis burocrática, las malas decisiones, el perder el tiempo luchando contra molinos de viento, generó un subejercicio espantoso. En Xalapa no había más que dos al observar el estado de la ciudad: o no se habían ejercido los recursos o la corrupción debía ser de antología.
Todo el dinero que el alcalde tenía a su disposición el año pasado no corresponde con la obra que, se puede ver, fue realizada a lo largo y ancho del municipio. Sobre todo tomando en cuenta que una gran empresa xalapeña dona gran parte del cemento asfáltico que se utiliza en la pavimentación de calles y que, además, cada obra lleva un gran porcentaje de aportación de los vecinos.
El problema es que en campo las cuentas no cuadran y las quisieron cuadrar en el papel.
En la propia información pública dada a conocer por el Ayuntamiento de Xalapa, existen evidencias de las artimañas que habría utilizado Hipólito Rodríguez Herrero para que el gigantesco subejercicio no se apreciara.
Al sistematizar la información que Hipólito se ha dignado dar a conocer a la opinión pública y la que ofrece el Órgano de Fiscalización del Estado (ORFIS), se pueden observar incongruencias entre lo autorizado y lo ejercido, entre lo ejecutado en obra y lo pagado, entre los avances de obra y lo pagado.
Seguramente debió ser tremendo el esfuerzo que hizo Clementina Guerrero para cuadrar las cifras, para maquillarlas y engañar a los xalapeños, pues el resultado fue un trabajo trabajo profesional de una carísima estética fifí.
Aquí podremos señalar los montos de las incongruencias, la ciudadanía podría reclamarle las mismas, pero nada será suficiente si los propios auditores del ORFIS no ponen la suficiente atención en la revisión de la Cuenta Pública que, por cierto, está a pocas semanas de comenzar.
Desmenucemos:
El Presupuesto de Inversión aprobado para el 2018 fue de 479 millones 139 mil 243 pesos provenientes tanto de PRODERE-E (34.614 millones de pesos), FORTASEG (18.578 mdp), FORTAMUNDF (287.184 mdp), FISMDF (133.029 mdp) e Ingresos Propios (5.731 mdp).
Al 31 de diciembre del 2018, la inversión devengada quedó muy lejos de la aprobada: PRODERE-E (0 millones de pesos), FORTASEG (17.583 mdp), FORTAMUNDF (153.044 mdp), FISMDF (51.351 mdp) e Ingresos Propios (3.308 mdp); lo que da un total de tan solo 225.287 millones de pesos. Es decir, el subejercicio del año fiscal que fue de 253 millones de pesos. Una tragedia administrativa por un subejercicio del 52.98%.
Fue tal la incapacidad de Hipólito que ni siquiera los recursos propios del municipio logró ejercer al 100%. Imagínese, de los 5.7 mdp que la Tesorería obtuvo por pago del Predial y otros productos y aprovechamientos municipales, solo logró ejercer 3.3 mdp.
Por otro lado, tomando en cuenta el número de proyectos, de los 249 aprobados por el Cabildo, 3 quedaron sin ejecutarse y sólo terminó 99, dejando 147 en proceso.
Sin embargo, aquí viene el quid de todo este asunto. Si el ORFIS analiza con lupa la información, podrá darse cuenta que de los 246 proyectos ejecutados (entre ejecutados y en proceso), 200 presentan avances físicos incongruentes y 9 avances financieros también incongruentes.
El avance físico es el porcentaje de los trabajos ejecutados en obra y verificados, con relación a los trabajos contratados; mientras que el avance financiero, es el porcentaje de los trabajos PAGADOS respecto al importe contratado. Entre ambos debe existir CONGRUENCIA.
Esto es, en 200 de los 246 proyectos no cuadran las cuentas, pues en unos hay más obra ejecutada que la pagada, y en otros -más grave aún- se pagó más de lo ejecutado.
El ORFIS deberá tener mucho cuidado en este tema pues de los 246 proyectos ejecutados o en proceso, el 81.30% presentan avances físicos incongruentes, mientras que el 3.66% de los avances financieros son incongruentes.
Es por esto que existe ahora una enorme presión al interior del Ayuntamiento, pues terminar las proyectos puede ser algo manejable con un programa de trabajo justo, sin embargo, el maquillaje de las cifras quedó evidenciado en las Incongruencias físicas y financieras. Antes de que sea obligatorio regresar los millonarios recursos y se materialice el subejercicio, es probable que Hipólito y el Ayuntamiento logren terminar los proyectos y se salven de la picota, pero la huella indeleble de las incongruencias e inconsistencias quedó allí, en los documentos ahora en poder el ORFIS… y lo que es peor para Xalapa, documentos que serán revisados en su momento también por la Auditoría Superior de la Federación pues hay un alto componente de recursos federales en esto.
Hasta aquí lo que se puede apreciar en los informes públicos. Será ahora el ORFIS quien tenga la palabra y comenzaremos a ver si en realidad Lorenzo Antonio Portilla es autónomo y hace su trabajo bien, o si regresa a la senda del entreguismo partidista y así como sirvió a Duarte y los ayuntamientos priistas, a Yunes Linares y los ayuntamientos panistas, a ver si ahora servirá de tapete también a Cuitláhuac García y los ayuntamientos Morenistas.
@frlicona | 
