HAN PASADO nueve meses de gobierno y los pleitos continúan entre el Gobernador del Estado Cuitláhuac García Jiménez, y el Fiscal del Estado, Jorge Winckler Ortiz.
No han logrado ponerse de acuerdo y menos si hay de por medio otros actores políticos que le echan fuego a la hoguera todos los días con el afán protagónico, o en todo caso, lo más delicado que pudiera presentarse es que hubiera otros intereses políticos para echar de cabeza, a cada rato, al propio mandatario estatal, aprovechando que éste no tiene ninguna experiencia en el manejo político y administrativo de esta entidad.
Urge seriedad gubernamental y como ya lo habíamos anotado en otras entregas de esta columna, se hace necesario un manotazo del Gobernador, para poner orden en las cosas y dedicarse a trabajar, porque el tiempo ha transcurrido y todo hace suponer que a la fecha no se han concretado programas y proyectos que debieran estar debidamente estructurados para beneficio de los veracruzanos, en general, como es la obligación de quienes ahora se encuentran al frente de este gobierno.
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El titular del Poder Ejecutivo de Veracruz, no tiene ganas de trabajar, o simplemente, no encuentra la manera de hacer algo, pues no hay, que se sepa, interés alguno en su persona por realizar una buena tarea gubernamental.
Por otra parte, cada día surgen nuevos elementos para entrar en confrontación con el responsable de perseguir a los delincuentes, como el caso reciente de Coatzacoalcos, donde el mismo Presidente de la República, salió seriamente raspado por hacer declaraciones que no se encontraban apegadas a la realidad y cuyos informes le fueron proporcionados desde el gobierno de Veracruz, donde se adelantaron a echarle la culpa al Fiscal, quien no tiene, legalmente, la obligación de prevenir los actos de la delincuencia, pues dicha tarea, como también se sabe, corresponde al gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Seguridad Pública.
En fin, que el Presidente de la República, fue engañado por su pupilo en Veracruz, haciéndolo quedar en ridículo, pues el mandatario nacional, se atrevió a asegurar que el supuesto responsable de los actos delincuenciales de Coatzacoalcos, fue liberado recientemente por la Fiscalía General del Estado, lo que fue aclarado pertinentemente en el sentido de que no era así, sino que la responsabilidad fue del gobierno federal, a través de la propia Fiscalía General de la República.
Se dice que esto, al parecer, ha sido la gota que ha derramado el vaso y que en el altiplano, ya se tomaron las medidas necesarias para que una vez que el Gobernador García Jiménez, cumpla con sus dos años de gobierno, pueda ser despedido, pues en estas condiciones, diría, seguramente el Presidente, “Ya no me ayudes compadre”.
Hoy, se tiene entendido, salvo que hayan cambiado las instrucciones, vendrá el Presidente de la República, a tierras veracruzanas, con lo que surgirán, sin duda alguna, nuevas anotaciones respecto de lo que esta semana ha sucedido en Veracruz, y con las repercusiones que ha tenido en el gobierno federal, donde el mismo Presidente de la República, ha sido empinado por el gobierno del Estado.
Se verán las caras, frente a frente, tanto el Presidente como el Gobernador, por lo que se presume que si viene el Presidente, habrá regaños fuertes y no simplemente una pequeña jalada de orejas. Al Presidente, ya lo tienen cansado con tanta discrepancia en Veracruz, sobre todo, entre dos instancias que debieran trabajar conjuntamente para resolver el grave problema de la inseguridad que día con día, también se incrementa.
Hasta ahora, todo parece indicar que el gobierno del Estado, va perdiendo la batalla contra la inseguridad y los grupos delincuenciales se han empoderado, de tal manera, que ni la Guardia Nacional, ha sido capaz de detenerlos y menos de ponerlos a disposición de las autoridades, por lo que, tal y como lo comentamos en nuestra columna de ayer, todo parece indicar que Veracruz, se ha vuelto ingobernable y que al paso que se sigue, también, pronto, vendrá la desestabilización total de las instituciones en la entidad, dejando que la delincuencia tome el mando absoluto y que entonces, el gobierno federal, tenga que meter las manos directamente para resolver este problema.
Mientras tanto, Veracruz, comienza a cansarse de tanta politiquería barata y de falta de resultados positivos que generen confianza en esta, todavía, nueva administración estatal.
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