De hecho, me afirman que aunque los elementos de la Sedena, Marina, Policía Estatal y Guardia Nacional, hubieran esperado esa “supuesta luz verde”, el operativo no estaba montado para soportar lo que se vendría después de cumplimentar la aprehensión.
“Cuando Culiacán era prácticamente una zona de guerra, y habían liberado a los internos del penal, además de las diversas balaceras que ponían en riesgo la vida de civiles, el Presidente no estaba localizable, situación que obligó a que Durazo y compañía tomaran las decisiones”, me confiaron.
“Apenas tuvo señal para poder hablar, el Presidente fue informado de lo que ocurría y de las decisiones que se habían tomado, entre ellas, la de devolver a Ovidio Guzmán, pues las Fuerzas Armadas reunidas para cumplir la petición de Trump no eran suficientes, se había subestimado la reacción para defender la captura. AMLO respaldó todo”.
“En este asunto hubo una cascada de errores que terminó en lo que hoy estamos viviendo. Todo partió de un operativo terriblemente montado. Quizá estemos viviendo nuestro Ayotzinapa”, me confiaron.
Hace unos días charlé con Juan Ibarrola, especialista en estos temas, y me dijo que las Fuerzas Armadas son suficientes para enfrentar este tipo de operativos.
Queda claro: faltó pericia para planear “arriba”, porque los de campo, los “de abajo”, siempre han actuado bien, y eso nos consta a los mexicanos.
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