A fuerza de experimentar, o de no hacer caso a los asuntos que son importantes, se va aprendiendo. Todos, pero todos los veracruzanos quisiéramos que las cosas funcionaran bien; que el orden volviera por todos lados para poder vivir mejor, no como hace cuarenta años, eso es imposible, pero sí en un ambiente de respeto y que sean las autoridades las que con su ejemplo prediquen un cambio, de la anarquía al orden.
Nos da gusto ver toda la avenida Lázaro Cárdenas, frente a la Plaza Américas, con oficiales de tránsito chambeando, haciendo más fluida la circulación. Su presencia nos hace sentir como en los tiempos de antes, luego nos asombramos porque en la avenida Murillo Vidal, rumbo al centro de la Atenas Veracruzana, también hay oficiales de tránsito debajo de sus motos o patrullas, aligerando el tráfico: ¡carajo, para eso les pagamos y apenas los vemos haciendo lo suyo después de varios años de ausencia!, da gusto y nostalgia.
Ya lo dijimos en APUNTES anteriores, que la corrupción no se puede terminar de un día para otro, porque nuestros gobernantes prediquen con el ejemplo de la honestidad, sino porque se trata de un problema que por años perneó todas las esferas del gobierno y de la sociedad en general, entonces para acabar con ella, aparte del ejemplo de nuestros gobernantes es necesario que permee en las bases de la burocracia para que tenga un resultado positivo.
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Y, bueno, es recomendable reconocer que a casi un año de gobierno, la administración estatal presidida por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, él ha destacado no sólo por tener una calidad humana, sino también por su humildad y manera abierta para abordar los asuntos internos del ejercicio público.
Y para muestra –algo que han comentado muchos colegas– se tiene el caso registrado en la Secretaría de Seguridad Pública, a cargo de Hugo Gutiérrez Maldonado, quien recientemente reconoció que uno de sus escoltas había conducido un vehículo oficial en estado de ebriedad, y de manera pública detalló que la ley se aplica para todos sin excepción por lo que confirmó que el servidor público sería sancionado.
Lo destacado de este hecho es que sea un secretario de primer nivel el que reconozca el caso y actúe en consecuencia, situación que no se había presentado en otros años, ni en otros gobiernos. De acuerdo con las declaraciones de Gutiérrez Maldonado, la persona adscrita a su seguridad, enfrentaría las acciones legales por los hechos mediante una investigación realizada por Asuntos Internos.
Es un buen mensaje para todos los servidores públicos de todos los niveles de gobierno y también un ejemplo de congruencia con la honestidad, un principio que se profesa dentro de la Cuarta Transformación. De eso se trata el servicio público, ¡de predicar pero con el ejemplo!
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