Este tipo de improvisación es la que ha generado que la 4T pierda algunos personajes valiosos, el más representativo: Carlos Urzúa y su muy prematura salida de Hacienda. Si bien es cierto el Covid19 y su crecimiento no estaban presupuestados en la mayoría de los países, la realidad es que cada nación se ha encargado de mejorar o empeorar su escenario.
Me informan al interior de Palacio Nacional que en la reunión donde se decidió el “mega recorte”, nadie se atrevió a decirle a AMLO que de haberse actuado con mayor celeridad y prudencia en la pandemia, se habría afectado menos el presupuesto de la administración federal.
De hecho, personas que participaron en los acuerdos para proyectar el “apretón de cinturón”, comentan que el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en más de una ocasión quiso comentar que dicho recorte, (proyectado para lo que resta del 2020), pondría al límite a varios organismos descentralizados y fideicomisos que operan gasto.
El pasado 2 de abril AMLO afirmó dos cosas: primera, que “saldríamos fortalecidos” de la contracción económica provocada por la pandemia, y segunda, que sería “transitoria”. Si estas palabras las dijo como aquella cuestionable frase de “la pandemia nos cayó como anillo al dedo”, definitivamente es todo lo contrario.
El tema del secuestro
Los avances positivos que algunos estados han tenido en el secuestro se deben en buena medida al trabajo de la Coordinación Nacional Antisecuestro. Entidades como Veracruz, (que sufren en serio este problema y encabezan las estadísticas nacionales), mejoraron en este rubro por intervención federal, de otra forma, seguirían a ciegas.
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