Exalcalde del municipio de Veracruz, dos veces exdiputado local, ahora senador, si finalmente lo confirman como pastor del rebaño blanquiazul en la Cámara alta del Congreso de la Unión, será el político veracruzano, de todos cuantos se mueven ahora, que tenga el cargo más relevante a nivel nacional.
Ayer en la columna política “Bajo Reserva” de El Universal, se comentó que, aunque la facultad de designar al coordinador es del dirigente nacional, en este caso de Marko Cortés, los gobernadores panistas reclamaron su derecho a ser escuchados y se hicieron escuchar. Se pronunciaron porque sea Julen el bueno.
No es menor esa representación. En el caso hipotético de que lo confirmen, el gobierno federal, de Morena, se las tendrá que ver con él. Él podrá ser un freno a iniciativas del presidente, si se entiende y concreta una alianza con los representantes del PRI y del PRD, los aliados de su partido en este momento.
Julen, desde la tribuna del Senado ha sido un crítico tanto de las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador como del gobernador Cuitláhuac García Jiménez. Lo significativo es que ahora su voz sonará más fuerte porque todos los medios estarán más pendientes de lo que diga y haga.
Cobrará fuerza ante el propio dirigente nacional Marko Cortés y le dará fuerza a la dirigencia estatal que encabeza Joaquín Guzmán Avilés, a cuya corriente pertenece. Su nombramiento en el Senado puede ser determinante para que su hijo Bingen Rementería Molina resulte el candidato a presidente municipal del puerto de Veracruz y le gane la partida a Miguel Ángel Yunes Márquez, excandidato a la gubernatura, hijo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, con quienes no hacen corriente. |