“En relación a lo escrito el día de hoy relativo a mi persona, me permito subrayar que eso es total y absolutamente falso, jamás he tenido una vida de lujos y mucho menos excentricidades, los documentos que supuestamente respaldan estas acusaciones en mi contra, son apócrifos y por lo tanto falsos; entiendo que en estos tiempos electorales existan intereses que quieran involucrarme en escándalos inventados por eso es que le pido a Riva Palacio y a cualquier otra persona no irse con la finta”.
Cabe señalar que la investigación de Eje Central, se derivó –según publicó el medio de comunicación- de documentos “que integran el expediente en contra del exmandatario y la red de personas que presuntamente formaron parte del esquema mediante el cual se habrían desviado miles de millones de pesos que debieron aplicarse a proyectos sociales, pagos de salarios y proveedores, y que aún están pendientes por cuantificar en cuanto al daño provocado al erario durante la administración de Duarte de Ochoa, ponen en evidencia el modus operandi con el que el matrimonio Duarte-Macías disponía del erario para satisfacer gustos personales y prebendas para familiares, amigos y colaboradores cercanos”.
Por supuesto, Duarte de Ochoa, cínico, desvergonzado y cara dura como es, jamás aceptará que cometió ilícito alguno a pesar de purgar una irrisoria condena de nueve años por los delitos de lavado de dinero y asociación delictuosa que lo mantienen actualmente en prisión, a raíz de las investigaciones sobre las empresas fantasma mediante las cuales –él y su pandilla de rufianes- desviaron millones de pesos del erario público, ya que esa es la naturaleza de los cleptómanos.
Lo que sigue causando hilaridad es que Duarte crea todavía que los veracruzanos nos chupamos el dedo, pues todos fuimos testigos del enriquecimiento inexplicable de quien pasó de ser un simple carga-maletas de Fidel Herrera Beltrán, a contar con propiedades que –ni en sueños- pensaba tener. Basta recordar la cantidad de bienes que le fueron incautados en el bienio anterior, mismos que –como en este espacio he señalado- debieron integrarse a un fideicomiso que rindiera cuentas a los ciudadanos, del que nada se sabe.
Lo publicado por Eje Central es apenas una mínima parte de los excesos que habría cometido Duarte de Ochoa en el ejercicio de gobierno. Él junto con sus secuaces – quienes igualmente en los albores de sus carreras políticas empezaron con una mano atrás y otra adelante- son verdaderos sinvergüenzas que piensan que el pueblo ya olvidó los abusos, el latrocinio y los excesos cometidos en el gobierno del impresentable Duarte de Ochoa.
La justicia ya lo está juzgando pero donde sí no tendrá escapatoria es en el juicio de la historia y de la sociedad que ya calificó a su mal gobierno, votando en contra del PRI por su descarada ambición y su falta de escrúpulos. Que no se nos olvide el próximo cinco de junio a la hora de emitir el sufragio, quién es el verdadero responsable de la desgracia que se vive hoy en Veracruz.
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