Tuve la oportunidad de seguir de cerca el desempeño de Fidel Herrera como gobernador. Debido a que no lo había tratado en persona, me di a la tarea de recabar información sobre su forma de ser, con muchos de sus colaboradores.
Varios de ellos coincidieron en que Fidel Herrera no sólo no evitaba las confrontaciones entre los miembros de su equipo de trabajo, sino que, por el contrario, en muchos casos él mismo las provocaba. La explicación, por su sencillez, era por demás elocuente: “de esa manera garantizaba que no se coludieran entre ellos para actuar a sus espaldas”.
Son legendarias las rencillas entre personajes como Jorge Carvallo, Javier Duarte, Érick Lagos y Salvador Manzur.
También es conocido que a cada secretario de despacho le incrustaba servidores públicos leales al propio gobernador, a los que les hablaba de manera directa y les giraba instrucciones que, en principio, desconocía el titular.
¿Cómo evitar que esa práctica de Fidel herrera te generara conflictos con tu jefe?, le pregunté a un subprocurador.
“Simple. Una vez que colgaba con el gobernador, le llamaba a mi jefe y lo ponía al tanto. Sólo para que estuviera enterado, pero la tarea la cumpliría yo, pues así lo dispuso el propio Fidel”.
Otro detalle que retrata con exactitud el estilo de hacer política de Fidel Herrera, es lo que García Soto narra lo que le dijo un líder parlamentario de Morena sobre los rumores de cambios en el gabinete:
“No va a cambiar a nadie, primero porque a él no le gusta hacer cambios porque los ve como una señal de debilidad; y segundo, y lo más importante, porque no tiene necesidad de cambiar a ningún secretario ¿para qué los va a cambiar si todos le son incondicionales y le funcionan? Al final el gabinete como tal no existe, porque todo lo decide el presidente personalmente, no los secretarios”.
En su momento cuestioné a varios de los servidores públicos del “primer círculo” de Fidel Herrera. “Me extraña –les dije- que hayamos platicado tantas veces y en ninguna de ellas hayan salido a abogar por el gobernador, a pesar de las severas críticas que le he hecho”.
Con diversos matices, pero la respuesta fue la misma: “Si no nos lo ordena el jefe, ni de locos nos metemos a mediar. Él es su propio jefe de prensa. En el momento en el que quiera hacer una observación a tus comentarios, con seguridad tomará el teléfono y él personalmente te llamará”.
Andrés Manuel López Obrador y Fidel Herrera Beltrán son casi contemporáneos (el veracruzano es 4 años y 8 meses mayor). Se formaron en la política, en los tiempos del populismo priista, en la década de los ’70 y de aquel entonces tienen esa forma tan peculiar de ejercer el poder.
Fidel dice que ya está retirado (muy pocos se lo creen) y Andrés Manuel promete hacerlo cuando deje la Presidencia (¿será en el 24?).
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(De la columna “Punto de vista”) |