Les juró a los habitantes de esa zona que ya se encontró “el mecanismo para disminuir el riesgo de inundaciones (‘más allá de lo habitual por la propia naturaleza de la región’, aclaró) incorporando mejoras técnicas al proyecto carretero” y les explicó que esto se logrará “mediante el rencauzamiento, desazolve y obras complementarías que contribuyan con la finalidad de disminuir el riesgo”.
Pero no sólo eso.
Conagua se compromete a realizar la construcción de un bordo de protección reforzado desde Peñitas al arroyo La Bacinica, así como la rehabilitación y mantenimiento total del bordo de protección existente, el desazolve o rectificación del meandro del río Bobos, así como los arroyos de la zona y la ampliación de la desembocadura del río Bobos.
La Coordinación Nacional de Protección Civil y la Secretaría de Protección Civil de Veracruz realizarán programas de gestión de riesgos y conformarán brigadas, sistemas de alerta temprana y un plan regional de emergencias.
Y finalmente la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) promete incrementar el área hidráulica de la obra, “asumiendo el pleno compromiso de que los alcances de las mejoras sean suficientes para cumplir con el objetivo de los pobladores de la zona”.
La primera pregunta que se hicieron los pobladores de esa zona (que corren el riesgo de ver inundadas sus propiedades si la empresa portuguesa Mota-Engil continúa con los trabajos de la autopista, que de manera irresponsable crea un embudo que hará desembocar las aguas justo en el corazón de esos centros poblaciones) fue: ¿Acaso todos esos programas –las becas, las pensiones, los estímulos al campo- no son para todos los mexicanos? ¿O sea que si no accedemos a que se reanuden los trabajos, esos programas no habrán de llegar?
Fue notorio que al Presidente López Obrador –por alguna extraña razón- le urge que se reanuden los trabajos. Así lo manifestó en su mensaje:
“Vamos a cumplir con el acuerdo. Les pido a los ciudadanos de Martínez de la Torre, de San Rafael, de toda esta región, los más involucrados en el asunto, campesinos -sean ejidatarios, pequeños propietarios, productores- que nos ayuden para que comience a trabajar de inmediato la empresa Mota-Engil, que nos den la confianza, que si tienen posibilidad los de la empresa para comenzar mañana, que ya reinicien la obra, que nosotros también desde mañana vamos a estar atendiendo los reclamos, las peticiones, las demandas y los compromisos”.
¿No les parece de elemental sentido común que primero se realicen las obras hidráulicas prometidas, antes de reiniciar los trabajos de la autopista?
Consulté a uns persona que conoce del tema, que es de aquella región. Su respuesta fue muy clara:
“La visita del Presidente fue una vacilada, no llegaron a ningún acuerdo, y no son dos kilómetros como dijo López Obrador, son nueve kilómetros. ¿Sabes cuándo les van a cumplir todo lo prometido? La gente en cinco días vuelve a bloquear la obra, en cuanto vea que no les cumplen”.
Y es que… “Quien tarda en dar lo que promete, de lo prometido, se arrepiente”.
filivargas@gmail.com
(De la columna "Punto de vista") |