Ayer fue el sexto y último, informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, un periodo gubernamental que pasará a la historia y que solo el tiempo dará mejor perspectiva y lo juzgará; la llegada del eterno luchador social, activista y líder de la izquierda mexicana a palacio nacional, ha sido de lo más útil, para todos los mexicanos.
La militancia morenista y allegados, salieron de sus trincheras y se montaron a la función pública, muchos de ellos hicieron, otros más deshicieron, pero muy en el fondo y sin aceptarlo ninguno, se dieron cuenta que sacar un país tan complejo como el nuestro adelante, no era tan sencillo como lo pensaron y del discurso incendiario, a la práctica diaria, a muchos se le salió de las manos y se quedaron en el camino.
Ahora que los nombramientos de la presidenta electa Claudia Sheinbaum y de muchos de los gobernadores electos, hoy nos hablan de perfiles completamente distintos, a los hasta ahora conocidos, pero sobre todo manda el mensaje ¡La militancia no es suficiente! Hace falta oficio y academia… la verdad que si.
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Para muchos mexicanos los privilegios terminaron, aquellos contratos, convenios, licitaciones y concursos, ya no fueron entregados a los mismos de siempre, fueron otorgados, en muchos casos del mismo modo ¡Ni para que negarlo! Pero eso sí se entregaron a otros, la rueda de la fortuna giró, los pasajeros cambiaron, pero la vuelta sigue siendo la misma.
A muchos otros mexicanos la 4ta Transformación, les hizo justicia y vieron su economía fortalecida, los gremios magisteriales, obreros, petroleros, electricistas entre otros, mejoraron y los eternos líderes sindicales charros, han visto muy mermado su poderío, sin embargo el empleado de a pie, si se ha visto fortalecido.
Hubo un tsunami institucional, los eternos poderosísimos funcionarios gubernamentales, salieron por la puerta de atrás y dieron entrada a otros, que llegaron con sus costumbres particulares, sus ideas revolucionarias y sus modos singulares; los procesos gubernamentales, financieros y políticos cambiaron, también es cierto, vimos muchos funcionarios llegar con sus zapatitos viejos y su austeridad galopante en el alma, muchos siguen igual, otros en cambio, hoy son prósperos empresarios de algún giro medio raro y que los hizo nuevos ricos con todo lo que esto implica, a estos últimos, no los veo montados en la primera línea de los gobiernos entrantes.
Los mexicanos, aún no dimensionamos el gran cambio, que ha significado y que significará para el país, la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, de momento lo único que le puedo decir lector, lectora querida, es que usted y yo, seguiremos levantándonos al alba para trabajar, las 12 o 15 horas que hemos trabajado desde siempre, para nosotros el cambio aún, no es palpable.
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(DE LA COLUMNA "LA POLÍTICA EN ROSA")
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