En forma abierta, el 17 de junio pasado, la ya gobernadora electa, para entonces, Rocío Nahle, criticó la tardanza de la Fiscalía General del Estado para investigar al hoy senador Miguel Ángel Yunes Márquez por los presuntos delitos de uso de documento falso, falsedad en declaraciones ante las autoridades y fraude procesal.
El objetivo central de la señora era evitar que el panista llegara al Senado. Incluso sugirió que la fiscalía enviara a la Cámara alta documentación sobre la situación legal del hijo del exgobernador del mismo nombre para que no pudiera rendir protesta como legislador.
No logró su objetivo. El jueves pasado Yunes Márquez rindió protesta y en su primer mensaje como integrante de la Cámara alta del Congreso de la Unión, aunque de manera indirecta, le respondió a Rocío tendiéndole la mano a través de un mensaje en las redes sociales.
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Dijo: “En mi primer (sic) declaración como senador de la república quiero extender la mano y mostrar mi disposición a colaborar con el nuevo gobierno federal y estatal, para sumar esfuerzos y lograr lo que todos queremos: un México y un Veracruz más próspero y justo”.
Es obvio que le respondió el político, que sabe que hay tiempos de pelear y tiempos de buscar el diálogo, la negociación, el acuerdo; que la reconoce como la inminente primera autoridad del estado, ante quien sacó la bandera blanca en claro signo de que quiere fumar la pipa de la paz antes que hacerse de una archirrival, acaso por la experiencia de su padre a quien varios gobernadores del PRI lo convirtieron en su enemigo público número uno, aunque nunca pudieron con él pero ambas partes salieron desgastadas.
Es cierto que Yunes hijo tiene fuero, pero sin duda está consciente de que en lo práctico no puede ponerse con Sansón a las patadas, y de ahí que se haya ido por lo bajito e intentara curarse en salud tendiendo su mano casi sabiendo que se la van a dejar en el aire, pero ya tendrá el argumento para justificarse en el futuro, cuando lleguen las hostilidades, diciendo que él quería paz, pero lo obligaron a la guerra.
Aunque quién sabe. La señora Nahle no es Cuitláhuac, a leguas se advierte. Sé que Manuel Huerta le reconoce años de lucha, experiencia, oficio político y que sabe ser dura cuando tiene que serlo; incluso trae el bagaje de lo que aprendió en el gobierno federal, donde el canibalismo político es en serio y sin consideración alguna; es política, pues.
Y el 1º de diciembre próximo, cuando rinda protesta como gobernadora constitucional, estará iniciando también su carrera en pos de la candidatura presidencial en 2030, que alimentará y fortalecerá haciendo un buen gobierno, cercano a la gente, entregando resultados, pero también conciliando, sumando, llegando a acuerdos políticos, y para una empresa de tal envergadura nadie sobra.
Por encima de todo, ojalá y por el bien de todos concilien y trabajen armonizados, coordinados, unidos, que no uniformados, porque los pleitos solo dejan división y retraso en los pueblos. Ya veremos qué tan a la altura estarán de las expectativas y de las esperanzas de los veracruzanos de vivir en un Veracruz con paz social y política como hace mucho que no tienen.
(DE LA COLUMNA "PROSA APRISA")
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