Y aunque podrían ser solo malentendidos, ya están ventilados y han dejado a su paso un tufillo de corrupción más fuerte, que las mil y un rabietas que han hecho los políticos de oposición.
En Veracruz han sido mucho los señalamientos de algunos diputados, pero sus dichos no han pasado de ser meras grillas, chismorreos recogidos de las redes sociales que no han mojado la pólvora de Morena. Son cuchillitos de palo que ni cortan, ni lastiman… meros cilindreros que hacen ruido pero no erosionan el piso de la 4T.
Sin embargo, cuando los señalamientos vienen de adentro, toman otro matiz. Las acusaciones de la oposición por lo regular se guardan en los cajones para llenarse del polvo del olvido; pero las de casa, no pueden ni deben tomarse a la ligera.
El caso de las tabletas pagadas a sobreprecio en el Congreso Local puede ser un simple malentendido. Gastar siete millones de pesos en 50 tabletas sería una corrupción galopante, no habría ni necesidad de investigar. Pero si se habla de la compra de un software especializado para la votación electrónica en el Congreso del Estado… ahhh, entonces la cosa cambia, dividir a rajatabla 7 millones de pesos entre el número de tabletas sería un error gravísimo.
Morena puede soportar todo. Morena puede tener fracturas, liderazgos disidentes, miembros incómodos, mala planeación y hasta una negligente ejecución de los programas… Morena puede soportar las siete plagas de Egipto y aún así seguir ganando elecciones.
Pero lo que no puede ni debe soportar, es continuar ganándose fama de corrupción. Eso, la ciudadanía tarde o temprano sí se lo cobraría en las urnas... tarde o temprano, podría ser su kriptonita.
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