Con el último gobernador con el que colaboré fue con Fidel Herrera Beltrán y recuerdo muy bien que desde el primer año de su sexenio, en vísperas de su informe anual de gobierno le presentaba mi renuncia. Le molestaba. Me respondía que él no me la estaba pidiendo. Le decía yo entonces que sabía que los políticos en el poder tenían compromisos y que lo único que pretendía era facilitarle mi salida si necesitaba mi espacio porque tuviera un compromiso con alguien y quisiera poner a otra persona en mi lugar. Siempre estuve consciente de que los cargos no son para siempre y que uno cumple ciclos y se tiene que ir, que nadie es imprescindible.
Digo esto porque, a propósito de otra inoportuna cuanto desafortunada (para ella) frase de la gobernadora Rocío Nahle, “Ya empezó la temporada de zopilotes en Veracruz”, desde la semana pasada vienen zopiloteando con una gran intensidad al titular de Comunicación Social del Congreso del Estado, Esaú Valencia Heredia, periodista formado en las infanterías, de las que venimos muchos, y en muchos espacios periodísticos no solo lo ponen ya fuera sino incluso tienen su relevo.
Cuando lo nombraron en el cargo lo celebré porque fue mi compañero de andanzas reporteriles por todo el estado desde que éramos muy jóvenes, o sea sabe del oficio periodístico, no es un presupuestívoro, que yo sepa, y con su medio cambiodigital en el puerto de Veracruz ha logrado sobrevivir al vaivén de las decisiones de cada gobierno que llega. Él bien sabe que del polvo venimos, polvo somos y al polvo hemos de volver, un ciclo natural de vida profesional de quienes abrazamos el periodismo, en sus diversas formas, como nuestra razón de ser.
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Esaú, pues, se va a ir del cargo cuando los responsables de la conducción del Poder Legislativo consideren que ya cumplió su ciclo. Aquí he comentado que nada es para siempre, ni la vida misma. Pero se vaya cuando se tenga que ir, mi compañero es verdaderamente afortunado de tener a un jefe como el diputado Esteban Bautista Hernández, a quien caracteriza su nobleza. Ante el carroñerismo que acecha a su colaborador, el martes salió a meter las manos por él: “Lo quiero mucho, Esaú es un tipazo, tiene mi apoyo siempre, es un buen ser humano”, dijo de él.
El Profe Esteban goza de cabal salud
El Profe Esteban aprovechó para hacer un comentario que hasta podría entenderse como una autodefensa ante los deleznables comentarios desatados, de muy mala leche, también en su contra, de que padecería cáncer y ya estaría por irse, cuando goza de cabal salud (y la gobernadora Rocío Nahle se queja de que la golpean). El activista del EZLN recordó que “en un grupo siempre habrá personas de un espíritu muy podrido y por eso los ataques, porque hay gente que quiere verlo fuera del Palacio Legislativo”. “Son personas que ustedes seguramente saben, pero yo lo conozco muy bien, a Esaú no es de los que les gusta el debate, todos los sablazos, todos los ataques contra el compañero y él se mantiene callado, es una cualidad que tiene, por eso siempre lo defiendo”.
Pero no paró ahí. Dijo que tiene las mejores referencias de él y que “tiene un alma muy buena. Yo lo veo como mi tío, porque tuve un tío que falleció que era como él, así, pacífico; siempre decía: ‘híjole, por qué puros problemas, hay que ir a la iglesia, hay que platicar de la paz’, por eso se aprovechan del compañero, porque no responde”.
Cuánta nobleza del Profe Esteban, una cualidad que hoy es ya difícil de encontrar en los políticos. Para mí gusto, ese solo reconocimiento del titular del Poder Legislativo es suficiente para que Esaú se vaya satisfecho, cuando se tenga que ir, aun si hubiera estado solo un día en el cargo.
(DE LA COLUMNA "PROSA APRISA")
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