Lo que desde fuera se ha visto como una crónica fallida de cómo intentar maniatar y sembrar terror entre la prensa veracruzana, podría terminar muy mal si la nueva Fiscal, Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, no tiene bajo la manga las pruebas del terrorismo que presuntamente habría cometido el periodista encarcelado, Rafael León Segovia.
Una verdadera telenovela se ha creado en Veracruz a raíz de que la Fiscalía General del Estado (FGE), ahora bajo el mando de Lisbeth Jiménez, ordenó detener al periodista veracruzano Rafael León Segovia, mejor conocido como "Lafita”, por el presunto delito de terrorismo. Lo anterior, según lo contemplado en el artículo 311 del Código Penal de Veracruz que tipifica la conducta del periodista de “generar alarma, temor y terror en la población". Además, de los otros delitos que le imputa la Fiscalía como encubrimiento por favorecimiento y delitos contra las instituciones de seguridad pública.
El tema es por demás espinoso y es de repercusión nacional, ya que a principios del mes en curso, la titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Ernestina Godoy, cometió la misma pifia al clasificar también como “terrorismo” el estallido de un coche bomba en Coahuayana, Michoacán.
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En ese caso, ante las presiones políticas, Godoy cambió rápidamente la postura y libró la hoguera, cosa que extrañamente la Fiscal de Veracruz no ha hecho a pesar de los cuestionamientos públicos de la Presidenta Claudia Sheinbaum y de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quienes de manera enérgica le solicitaron una explicación clara sobre los motivos de la imputación al periodista. Hasta el momento, el silencio ha sido hasta la única respuesta.
Por ello, se puede pensar que, o las llamas no han ardido lo suficiente en la hoguera veracruzana, o la Fiscal tiene un poderoso As bajo la manga para asumir tal peligrosa actitud, pues de no tener la razón tendrá que atenerse a las consecuencias. No solo se ganará el ya patente rechazo del gremio periodístico de Veracruz, de México y si nos apuran del mundo, sino que puede meter en serios problemas al país en cuanto a las relaciones políticas con el gobierno de Donald Trump, quien se frota las manos por intervenir en tierra Azteca disfrazado como defensor del mundo contra el terrorismo. Y esta última, seguramente, es la que da fuerzas a Claudia Sheinbaum de negar tan rotunda y tajantemente la presencia del terrorismo en México.
Así que de no tener la Fiscal esos elementos firmes y contundentes, el juez que atienda el caso soltará sin mayores trámites a Rafael León Segovia, y tal vez de esa no la libre la Fiscal con la consabida frase “Usted disculpe” y no le quedará más que asumir las consecuencias por daño moral y presentar, por dignidad, su renuncia al cargo de inmediato.
Por ahora, Lisbeth queda bailando sobre la delgada línea de ser la figura o convertirse en la historia de Veracruz como uno más de los figurones políticos de la 4T.
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(COLUMNA "FIGURAS Y FIGURONES") |