Ha llevado a cabo más de 20 exposiciones individuales y alrededor de 50 colectivas, mientras que su obra forma parte de colecciones privadas y museos.
Su producción en pintura, gráfica y dibujo está marcada por la preocupación de la figura del animal, concretamente el perro. Para expresar, según palabras de ella misma, la condición instintiva de los hombres; hablar de la rabia, de las organizaciones como manada, jerarquías, razas y condiciones de vida.
En el Museo de Arte Moderno hay un cuadro de su autoría en la muestra Pintores neomexicanos. Titulado El amor es como un perro rabioso, aparece el animal bajo niveles de representación popular, lúdica.
También miembro del Sistema Nacional de Creadores, Patricia dice que el animal es una metáfora que le permite exhibir una violencia matizada con elementos provenientes del surrealismo y el expresionismo y que, al mismo tiempo, la conectan con la Escuela Mexicana de Pintura, concretamente con la obra de José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Una de sus recientes exposiciones individuales es Instinto y presagio, con el tema de la amenaza latente de la destrucción y nuestra desaparición de este mundo. Una visión apocalíptica que habla de la destrucción global, del narcotráfico, de la mutilación y las clasificaciones humanas en la sociedad.
La artista la define como “un recorrido narrativo donde están presentes mis inquietudes y preocupaciones, que en palabras de especialistas es expresionista, y así me asumo. Me interesa mucho una pintura que muestre de manera evidente contrastes de color y tratamientos.” |