A lo anterior se sumó una ola delincuencial en la cual los “malosos” también trataron de confundir a la población desacreditando a las fuerzas policiacas y castrenses, haciéndose pasar por víctimas. La más reciente fue de una joven identificada como Nátali Ramírez González, sobrina de un jefe de plaza de la región que fue detenido en Pachuca, Hidalgo, en octubre de 2015, quien señalaba a las autoridades de desaparecer a su madre y tía, hermanas de Ciro González Pérez, “El Puchini”. Ambas, junto a otras dos personas no identificadas aún, fueron encontradas en el estado de Puebla, calcinadas en una camioneta. La misma Nátali está identificada por participar en un asalto a mano armada a una cervecería.
González Pérez a su vez es identificado como “El Perrito de Evelio” o “Z-37”, quien todos los años publicaba desplegados en periódicos del norte recordando a su patrón Heriberto Lazcano Lazcano, uno de los jefes máximos de esa agrupación luego de la captura de su fundador, Osiel Cárdenas Guillén.
Pero es que además la falta de empleo y actividad económica, sin duda, ha generado que los obreros desempleados estén a merced de la desesperación; se sabe que miles de petroleros están sin trabajo desde que paralizaron las contrataciones en PEMEX para los llamados “transitorios”: trabajadores eventuales que laboran por contratos de días o meses.
En Minatitlán y Coatzacoalcos, en el extremo sur de la entidad, esta situación también se ha convertido en una bomba de tiempo para la región, pues muchos obreros están desempleados y no están contratando en Petróleos Mexicanos, lo que ha generado un gran descontento social.
Si bien no podemos presumir de una cifra exacta del número de desempleados, es palpable que son cientos de familias que por el momento se han quedado sin una fuente de trabajo, algunos de los cuales han optado por migrar, otros por buscar otro oficio “por de mientras” y otros a esperar a que las cosas se “normalicen”, lo que francamente se ve difícil.
Hasta el sofocante calor en ambas regiones no ayuda. La gente anda de mal humor, enojada, castrada de la situación: lo que ocurrió en Minatitlán este domingo, en la Central de Abastos donde unos 200 pobladores casi linchan a tres secuestradores (como ya ha ocurrido en otras partes del país), es síntoma de que ya la población toma justicia por mano propia y ha perdido miedo a los que quieren asustar con el petate del muerto diciendo que son parte de la delincuencia organizada, pero también a la desconfianza que existe hacia la parte oficial.
Es bueno saber que la población no sólo ya enfrenta a la delincuencia, sino que además se protege a sí misma, pero es la misma desesperación e incertidumbre laboral que alcanza al plano de seguridad, pues es sabido que al menos uno de los secuestrados ya había sido aprehendido por la PGR… ¿Qué hacía entonces en la calle delinquiendo?
No es por vanagloriar o hacer apología de la violencia urbana o la que utiliza cualquier bandera para causar desmanes o vandalismo (caso Chinameca, aunque la población de ese lugar está realmente enardecida por la manera en que se han desempeñado el alcalde Víctor Salomón Carmona y su pariente Rafael Carmona Jara), pero sí hay que destacar que ante la situación de desempleo presente, la desmitificación de la prosperidad petrolera y petroquímica, los cambios de reglas en las contrataciones, la terminación de la herencia de plazas y los despidos-jubilaciones que ha habido en los últimos meses, el norte y sur de Veracruz parecieran que están por reventar.
Al norte por lo menos le llevaron buenas y esperanzadoras noticias en materia de inversión. Falta el sur, que todavía no se recupera de la tragedia de Clorados III que costó la vida de 32 personas y todavía no tiene culpables. |