Daniel Vargas remató y la defensa de Túnez no contuvo el balón, con lo que llegó el histórico punto que puso a México en el escenario olímpico tras una ausencia de 48 años. Carlos Guerra se llevó las manos al rostro y el resto del equipo se abrazó mientras Jesús Rangel corrió hasta el otro lado de la duela para dedicar a la tribuna el histórico pase después de que habían ganado el cuarto set y forzado un último, la combinación que los tricolores necesitaban para clasificar a Olímpicos, evento en el que compitieron por única ocasión en México 1968 al ser sede. Túnez se impuso 3-2 (23-25, 25-23, 25-23, 19-25 y 20-18), pero el último set fue un mero trámite en el Gimnasio Juan de la Barrera, justo donde la única selección mexicana compitió en unos olímpicos en 1968. México calificó como suele pasar a un país acostumbrado a las decepciones y donde surgen eventualmente héroes que dan brillo. Con una generación que hace seis años puso al país en el escenario mundialista luego de 26 años de ausencia, ahora acabaron con un fantasma que se acercaba a medio siglo de existencia. Somos la generación que regresó a México al Mundial y ahora orgullosamente a los Juegos Olímpicos”, presumió el capitán Guerra. “Le dedico esto a mi familia que me está esperando en Suiza, a mi esposa, que tiene ocho meses de embarazo. A los de aquí les digo que nos volteen a ver, que apoyen a los juveniles porque las siguientes generaciones deben pensar siempre en estar en Olímpicos”, añadió el veterano de 34 años. La selección cumplió con el objetivo y se impuso pese a la adversidad. Mostró gran temple y deja grandes ilusiones a futuro. “Lo hicimos por amor a México. Ahora a planear Río, porque vamos a sorprender”, amenazó el entrenador Jorge Azair. |