Crece la inconformidad interna por la forma grotesca de cómo el Presidente Enrique Peña Nieto entendió el mensaje de los votantes el pasado 5 de junio, cuando menos así se siente en los sótanos y pasillos de la política de Veracruz. Con decisiones como la de imponer a Enrique Ochoa Reza en el PRI, y el “perdón” por lo superficial que había detrás de la “Casita Blanca”, más no por lo sustantivo de reconocer la existencia del conflicto de intereses, ni del artero ataque a la libertad de expresión contra los periodistas que sacaron a la luz pública el tema, Peña Nieto no satisfizo, no convenció, no conmovió. No se puede arreglar con un perdón por lo insulso con reservas de lo sustantivo. ¿Abonaron esas dos decisiones a mejorar la imagen de Peña Nieto? ¿Abonaron a mejorar la credibilidad en Peña y en el PRI? La idea general es que No, pero Peña tiene un chance más, incluir esos pendientes en su próximo informe de gobierno, y dar resultados concretos de su recién promulgado Sistema Anticorrupción. |