Costumbres ancestrales que incluyen la muerte o maltrato de animales tendrán que lograr un punto medio para mantener algunos aspectos de la tradición y quitar las partes crueles, consideró el escritor Bernardo García Díaz. “Está en el aire, esto va a depender de la mayor o menor presión que haga la gente, que está en el interés muy legítimo de que no se maltrate a los animales”, comentó. El doctor en geografía e historia por la universidad de Turín, quien este sábado realizó la presentación de su libro “Tlacotalpan y el Renacimiento del Son Jarocho en Sotavento” en el Museo de Arte del Estado de Veracruz, reconoció es un tema complicado que tiene que ver con la tradición y la raigambre. Mencionó que en el caso específico de Tlacotalpan hay una costumbre que es la del embalse, contra la que ya se alzan voces como también se hace por las corridas de toros. “Lo digo como una ocurrencia, a lo mejor encontrar un justo medio, que suelten a los toros, pero que se les maltrate, porque en efecto se les maltrata”, reconoció. García Díaz consideró que hay otros factores que influyen y que no tienen que ver con esa costumbre, que es que la gente comienza a tomar desde temprano y se desproporciona la fiesta. Consideró que en estos casos podría encontrarse una manera en que no haya un maltrato al animal pero se pueda mantener la tradición. “Es importante que a estas fiestas se les cuide su carácter principal de alguna manera, porque el mundo cambia, las cosas van a cambiar, pero se puede cuidar lo más tradicional”, agregó. Destacó que en sí, la fiesta de La Candelaria en Tlacotalpan ha tenido modificaciones desde el momento en que pasó de ser algo local a popularizarse, y si bien antes sólo se tocaban sones, ahora se traen grupos de otros géneros que nada tienen que ver con la fiesta tradicional, con lo que se debe ir buscando un equilibrio.
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