Y qué decir del pirrurris de José Antonio Chara Manzur Beltrán, otro de los indiciados del tricolor, a quien siempre le dio asquito el PRI y nunca de los nuncas pensó afiliarse ya que su negocio, la neta, era el billullo y no andar pensando en repartir despensas o andar en las colonias populares convenciendo a la gente de votar por el tricolor.
Otro, según el PRI, en total desamparo por la pérdida de sus derechos por los cuales nunca peleó fue Israel Ramos Mange, hijo de Raúl Ramos Vicarte, esté si priista de toda la vida y presidente de su partido a nivel estatal, quien de seguro jamás pensó que si algo podía heredar a su hijo sería la maldición partidista.
Bueno pues, a este jovenazo conocido entre sus chavos amigos como “Isra”, le gustó al PRI para despojarlo de sus derechos teniendo frente a ellos a verdaderos transas como Vicente Benítez, Tarek Abdalá, Mauricio Audirac, Adolfo Mota, Carlos Aguirre, Harry Grappa, Jorge Carvallo, Erick Lagos y toda esa fauna bajo sospecha de haberse llevado 34 mil 400 millones de pesos.
Esos, todos esos, seguro saldrán en una segunda comalada ¿incluido Fidel Herrera Beltrán?.. quien ya se les peló.
Ahh, y olvidaba –vaya torpeza- a otro citado, caído en la total desgracia política y de quien se dice que ya esta mañana no quiso probar bocado. Me refiero a Daniel Cordero, Notario ligado a las empresas fantasmas, a quien el PRI le dijo ¡No tienes más derechos con nosotros!
Up`s, Daniel Cordero ha sido panista de toda la vida.
Dice, y dice bien Notiver, en su encabezado principal que lo del PRI nacional fue “Puro cuento” y bien dice, y dice mejor, Magno Garcimarrero que el retiro de derechos partidarios resuelto por la Comisión de Justicia Partidaria del PRI contra Duarte y palomilla, esto “funciona igual que la excomunión católica y el corazón del carrizo: ¡No sirven para maldita la cosa! Ni siquiera como quitamanchas del partido, escurrido al darnos atole con el dedo”.
Hoy, a vistas, no queda la menor duda que el despojo de “invaluables” derechos al gobernador veracruzano, dos gallos, un mini zopilote y dos media cuchara, no es más que un montaje de la Federación empeñada en crear efectos distractores para bajar presión mediática, ganar tiempo e insistir a través de ¡ahí viene el lobo! que el PRI está dispuesto al ir hasta el fondo ¡Caiga quien caiga!
Regresamos a ese pasado de que cuando había un pez gordo bajo sospecha se tomaba preso a un cartero, se le aplicaba todo el peso de la ley y a la cárcel de por vida como ejemplo de cortar de tajo la impunidad.
Eran reglas escritas que el PRI fue acuñando a lo largo de sus 85 años de vida política en donde la nomenklatura imponía cuidar hasta la ignominia, más que al militante, a sus dirigentes y políticos encaramados en el poder.
Esa fue una tradición que se respetó y se sigue respetando a pesar de las crispaciones que se sucedieron con el arribo de verdaderas bandas de saqueadores que se llevaron hasta las cucarachas de las oficinas que han venido detentando de padres a hijos y nietos desde la época de Luis Echeverría.
Nadie olvida al orgullo de su nepotismo de José López Portillo, menos el sexenio de la “renovación moral” de Miguel de la Madrid, donde la deuda pública alcanzó su máximo histórico.
¿Y Salinas de Gortari y su hermano incómodo? ¿Es que ya olvidamos las fechorías a las que se sumó el PAN con Vicente Fox, Martita Sahagún y sus gandallas hijos o a Margarita Zavala y sus bandoleros hermanitos?
Y, ¡Válgame Dios!.. ¿Cómo pasar por alto a Enrique Peña Nieto y su casita blanca?¿Por qué tendría que ser ahora diferente?
Los afanes del PRI siguen chocando con la realidad.
Hoy en Veracruz se viven tiempos diferentes y una acción del PRI por más aparentemente buena que se observe choca con la realidad, una realidad que nos dice que el PAN, acompañado del PRD, ganaron el poder gubernamental y que Miguel Angel Yunes Linares sigue en campaña y seguirá después del primero de diciembre.
Que se tiene enfrente la renovación municipal cuyo proceso legal arranca el 10 de noviembre; que en doce meses entra al rejuego la lucha por la gubernatura con un PRI colocado en tercer lugar y que en el 2018 habrá de renovarse, de nuevo, la gubernatura, la presidencia de la república y el Congreso de la Unión.
Ese es el escenario político electoral.
Obligado pues preguntarse ¿Dará tiempo al PRI reposicionarse para que el electorado vuelva a creer en él? ¿Es posible evitar el voto de castigo cuando Morena pisa los talones no al PRI –colocado en tercer lugar de la preferencia ciudadana- sino al PAN en poder de la plaza?
Y acaso lo más importante, el despojo de derechos a priistas malosos que tanto ruido ha hecho ¿es suficiente para rescatar la credibilidad?
Los tiempos políticos no son los tiempos del PRI.
La ciudadanía le ha dado la espalda mientras a su dirigencia y una parte de la militancia no termina por caerle el veinte de que el cambio los dejó fuera y que para que regresen al poder está muy, pero muy cabrón.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |