Esta situación preocupa a los citricultores debido a que tampoco cuentan con los recursos económicos para comprar los líquidos que acaben con estas enfermedades que cada año brotan durante la temporada de cosechas.
Pero además de los insecticidas. Ramírez Rivera declaró que otra de las afectaciones que enfrentan son los incrementos constantes de los precios de los insumos así como el de los combustibles que requieren para transportar sus productos hacia otros municipios de la República Mexicana a fin de comercializarlos.
El dirigente regional de la Confederación Nacional Campesina estimó que cada año, el abono aumenta hasta un 30 por ciento, mientras que el costo de la tonelada de naranja vendida se mantiene en 800 pesos, desde hace casi seis años. |