Cuando la vi, estaba allí, sentada sobre el piso de tierra, al lado de las patas de un fogón humeante en el que se cocinaba una olla de frijoles y dando la espalda a un trastero de madera. También había trozos de yuca recién cosechada que estaban como ella, en el suelo, bajo un techo de lámina de zinc y palma, con paredes de tablas entre abiertas, ella es Petra, tiene 15 años, está llena de sueños, de ilusiones y nació sin piernas. De mirada apacible y voz tímida, entrecortada, Petra Chapan Toto, una jovencita indígena, habita en un hogar de extrema pobreza que se ubica en Barrosa, comunidad de Hueyapan de Ocampo, un municipio de alta marginación. Allí, donde a las autoridades pareciera no importarles la calidad de vida de sus gobernados, entre calles disparejas, con subidas y bajadas, sin un parque, ha transcurrido la vida de esta niña-mujer, que a sus quince años tiene aspiraciones y sueños que podrían truncarse por la pobreza en que habita y la enfermedad congénita que padece. En Barrosa, comunidad localizada a 10 minutos de Juan Díaz Covarrubias, Petra fue detectada por la Fundación Yanavi del sur de Veracruz, cuyo director el profesor Alberto Navarrete Ríos, toca puertas para que algún médico especialista pueda valorarla y brindarle apoyo, ante su problema de nacimiento, que podría encuadrar en el Síndrome de Amelia, el cual consiste en una malformación congénita que se caracteriza por la falta de uno o más miembros, ya sean superiores o inferiores. NACIÓ CON PARTERA La abuela de Petra, doña Simona Toto Cruz, dijo que Petra llegó a este mundo un 27 de abril del año 2001, nació con la ayuda de una partera y a los pocos días la llevaron a la Ciudad de México para que fuera valorada por un especialista en el hospital Federico Gómez, debido a la falta de sus piernas. La familia de muy escasos recursos viajó a México en tres ocasiones, pero los abuelos de Petra y su papá Valentín Chapan, no saben que le dijo el doctor a la mamá de Petra porque ella era la que entraba con el médico y en los momentos de la entrevista se encontraba en su trabajo en Juan Díaz Covarrubias. En Barrosa, no hay calles pavimentadas, ni siquiera están aplanadas y menos pavimentadas, todo es tierra y cuando llueve se forma un “lodo chicloso”, pegajoso que impregna los zapatos, los pies para quienes caminan descalzos y además es muy resbaladizo. Esa condición del suelo, provoca que en esta temporada el papá de Petra y su abuelo Benito no la puedan llevar a la escuela telesecundaria del lugar, donde cursa el tercer grado y a la que llega en una silla de ruedas, que gracias al apoyo de sus maestras y personas de la comunidad, fue adaptada con llantas de bicicleta para que puedan transportarla mejor por ser más alta. Al preguntarle sobre sus sueños, Petra, desde el suelo donde está semisentada, rodeada por dos perritos chihuahua, dice que le gusta ir a la escuela, que va bien y que quiere aprender a hacer manualidades, le gusta pintar, hacer flores. En su pequeño mundo, solo dice que quiere aprender a hacer manualidades. También le gustaría estudiar la preparatoria, pero los únicos lugares donde podría obtener esa educación son Juan Díaz Covarrubias y Catemaco, a donde tendría que trasladarse en autobús y ninguna de las unidades que transitan en esa ruta de la carretera Costera del Golfo están adaptadas para personas con discapacidad, además de que la pobreza de su familia tampoco le permite pagar pasaje todos los días. EL SUELO Desde que pudo sostenerse, Petra se arrastra por el suelo con sus manos, sus brazos que le sirven de piernas y sus manos como pies, son calzados por unas pequeñas chanclas de plástico, que le permiten no lastimarse mientras recorre el área de su casa, un pequeño espacio que sirve de sala, cocina y comedor. Dice que sola lava su ropa, hace tortillas a mano y recuerda que cuando niña, a pesar de no tener piernas, jugaba a la pelota con su hermano Ignacio, el cual ahora tiene 17 años. Usar los brazos para moverse, le ha provocado que estos comiencen a sufrir deformación, sobre todo el izquierdo, la mano de este brazo la mueve completamente hacia atrás y realiza la mayoría de sus actividades con la mano derecha. Además de que constantemente requiere de ropa, ya que al arrastrarse esta se rompe. UN MÉDICO ESPECIALISTA El profesor Navarrete Ríos, dice que el caso de Petra debe ser valorado por un traumatólogo especialista, ya que por la posición en que se encuentra lastima su cadera, nació sin piernas pero tiene pies, los cuales no puede usar porque son del tipo equinovaro y al ser operados tendría la esperanza de caminar. La misma fundación Yanavi, atiende a alrededor de 30 diferentes casos de discapacidad en el municipio de Hueyapan de Ocampo y otros del sur de Veracruz. Para ayudar a la rehabilitación de estas personas, Yanavi A.C. busca contar con un espacio que permita atender los casos de manera directa, crear un centro de rehabilitación que podría ubicarse en la cabecera municipal o en Juan Díaz Covarrubias, que es la comunidad más grande. Además tener un vehículo que se encargue de recoger a las personas con discapacidad en su domicilio y llevarlas al centro de rehabilitación. URGEN OPORTUNIDADES En esta región mayormente indígena, el caso de Petra es raro, no hay registro de más niños con un problema similar al de ella, que aunado a su condición de pobreza y de vivir en un medio rural, a pesar de que frente a su comunidad cruza la carretera Costera del Golfo, hace difícil su desarrollo. Petra requiere además de un médico especialista que valore su caso, de gozar de mejores condiciones de vida, a los 15 años, el sueño de toda jovencita es lucir bien, bailar, correr, soñar, tal vez más de lo que ella sueña. Si usted está interesado en apoyar a Petra, puede comunicarse a fundación Yanavi A.C. del Sur de Veracruz, al teléfono 9221132497 de Coatzacoalcos y Minatitlán. LA LEY SOBRE DISCAPACIDAD ESTÁ COJA En febrero del 2010, la Sexagésima Primera Legislatura del Estado, promulgó la Ley para la integración de las personas con discapacidad del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, la cual en su artículo 3, habla de la observancia y los principios que la regirán y que son los siguientes: I. El respeto a la dignidad de las personas con discapacidad; II. La autonomía individual, incluida la libertad para la toma de decisiones e independencia personal; III. La no discriminación; IV. La participación e inclusión plena y efectiva en la sociedad; V. El respeto a la diversidad y condiciones humanas; VI. La igualdad de oportunidades; VII. La accesibilidad; VIII. La equidad de género; IX. El fomento a la vida independiente; y X. El respeto a la evolución de las personas con discapacidad y a su derecho de preservar su identidad. A estos apartados, hace dos años la Fundación Yanavi A.C., presentó ante el Congreso del Estado, una propuesta para agregar “que cualquier persona que padezca una discapacidad y que habite en esta entidad, tenga derecho a recibir una pensión de por lo menos un salario mínimo al día, lo que le permitiría tener mejores condiciones de vida”. Y es que la citada fundación además del caso de Petra, también atiende a niños con problemas de autismo, retraso cerebral, síndrome de Down, ictiosis, entre otros, quienes siempre tendrán que depender de otra persona para vivir y los gastos que generan en situación de pobreza son difíciles de costear. El profesor Navarrete Ríos, señaló que aún cuando la fundación entregó la propuesta a la presidenta de la mesa directiva, Octavia Arteaga, esta nunca estuvo a discusión en el pleno del Congreso, por lo que es necesario que se retome y valore, ya que son miles las personas que viven en Veracruz en condiciones de discapacidad y la mayoría en pobreza extrema.
|